lunes, 2 de abril de 2012

Un revelador libro ferroviario de stock de 1898 3

¿Por qué eran tan completos y sofisticados los servicios de bar y restaurante en los trenes y estaciones de los ferrocarriles de antaño? La respuesta es bastante compleja, pero puede sintetizarse simplemente comprendiendo la trascendencia que ese modo de viajar tenía entonces, no sólo como transporte en sí mismo, sino también como elemento fundamental en la vida de los pueblos y ciudades. Al respecto decíamos que las grandes estaciones y sus confiterías, amés de los propios convoyes ferroviarios de larga distancia, eran los principales destinatarios de los artículos asentados en nuestro viejo libro contable. Pero vale aclarar que muchas localidades que no eran tran grandes al nivel de Buenos Aires, La Plata o Bahía Blanca (1) también tenían confiterías en sus estaciones: Temperley, Las Flores o Tandil, por ejemplo, eran algunas de ellas. ¿Cómo no iban a ser destacados esos comercios ferroviarios hace más de cien años, cuando quizás se trataba de los únicos locales gastronómicos de jerarquía en tales parajes?
La estación, asimismo, era mucho más que el punto de embarque de pasajeros. También allí se despachaban y recibían cargas, hacienda, encomiendas, telegramas, periódicos y casi todos los artículos imaginables. Por eso, se trataba de un sito con actividad y movimiento durante la mayor parte del día, igual que lo eran un banco, un comercio o una repartición pública. Ir a recibir a un viajero, o a despachar un paquete, o a enviar un telegrama, constituían algunas de las muchas ocasiones para llegar a la estación y encontrarse, seguramente, con otras gentes de la vecindad en una especie de ceremonia social tan típica de la época. Y así las cosas, ¿por qué no matizar esos encuentros con un café, una copa o un refrigerio en la confitería?



Aclarado el interrogante, pasemos entonces a analizar en esta entrada lo que corresponde a la abundante variedad de todos los tipos de bitter, amargos, aperitivos, vinos quinados y vermouths que ofrecían las cartas del FCS y que fueron felizmente registradas por el increíble volumen que nos ocupa desde hace algún tiempo (y que seguirá haciéndolo por mucho más, sin dudas). Y al igual que con las cervezas o los wiskies, el detalle de las marcas da lugar al asombro por la su calidad y diversidad, con una abrumadora mayoría de etiquetas importadas de Europa, dado que la industria argentina de bebidas, si bien ya existente, no tenía a fines del siglo XIX la envergadura suficiente como para ofrecer semejante multiplicidad de opciones. En principio, vemos lo que corresponde al bitter (2) y a los amaros, con sus debidos precios de venta por botella cerrada, que era el modo en que eran entregados y registrados por la empresa desde sus depósitos en Buenos Aires.

Bitter Angostura             3,00
Bitter Secrestat               5,00
Bitter Naranja                  5,00
Bitter Gaillard                  5,00
Bitter Peach                    5,00
Bitter Argentino               5,00
Bitter Pelletier                  5,00
Amaro Felsina                 5,00
Amaro Monte Cúdine      1,60
Amaro Ejército Italiano     2,00


Sin dudas parece reiterativo, pero la cuestión de la cantidad de productos para elegir realmente no me deja de sorprender: 7 alternativas sólo en bitter es algo que quizás muy pocos sitios en el mundo ofrezcan en este mismo momento, pero en algunos trenes y estaciones de la Argentina en 1898 era posible conseguirlas sin mayores inconvenientes.


Continuemos entonces con la no menos abundante oferta en lo que hace a aperitivos, vinos quinados y vermouths, con algunos nombres que se han perpetuado en el tiempo y que llegaron a nuestros días con éxito masivo en la Argentina y el mundo entero. El repertorio, en este caso, es el siguiente:


Aperital                       5,00
Fernet Branca            5,00
Byrrh                          5,50
Alpinina                      1,70
Hesperidina                5,00
Ferro Quina Bisleri     5,00
Vermouth Cinzano      5,00
Vermouth Cora           5,00
Vermouth Noilly Prat   5,00  (3)


No seguiremos abundando en lo sorprendente de la variedad porque sería una cuestión monotemática casi obsesiva, pero sí vale la pena destacar que sólo en el caso del Fernet encontramos en la actualidad un abanico de marcas realmente valorable.  Digamos a título estadístico que de la suma de botellas asentadas entre Abril de 1898 y Julio de 1899 surge que Cinzano era ampliamente favorito en los gustos del público, con 2016 unidades apuntadas en todo ese período.


Es verdad que en la última década se viene verificando un saludable revival de este tipo de productos gracias a la explosión de la coctelería profesional, pero... ¿a quién no le hubiera gustado estar a bordo de un coche comedor de madera de los que surcaban aquellos viejos y lustrosos rieles mientras se deleitaba con alguna de tales bebidas?  En fin, la cosa no termina aquí ni muchos menos, como ya hemos advertido. Hay material para repasar durante muchas entradas más, mientras seguimos descubriendo cosas en este fabuloso testimonio de la vida cotidiana argentina hace poco más de ciento diez años.

                                                              CONTINUARÁ...
Notas:

(1) La primera foto de la entrada corresponde a la confitería de la Estación Bahía Blanca del FCS en los primeros años del siglo XX. Otra foto del mismo lugar lleva en su epígrafe la leyenda "anexo almacén", lo cual abre la posibilidad de que en allí también se pudieran comprar los productos directamente y por envase cerrado. La que sigue es esa imagen y llamo la atención sobre la vestimenta de los mozos y la impresión general de local "bien puesto".


(2) En una entrada del año pasado dimos cuenta de la popularidad del bitter (mezclado con ginebra) según varias obras de la literatura argentina. Sin dudas era una bebida muy apreciada y requerida en aquel entonces.
(3) Noilly Prat es una antigua marca francesa no demasiado conocida en el resto del mundo,  pero sí en su país de origen, especialmente su versión blanca o dry. Los otros dos señalados en la lista del FCS, Cinzano y Cora, son en cambio más famosos por sus respectivas versiones rojas.

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