domingo, 8 de abril de 2012

Corrientes, Avenida gastronómica

De las numerosas imágenes que sirven como estampa inconfundible de la ciudad de Buenos Aires, existe una que supera a todas las demás en términos de contundencia visual. Nos referimos, por supuesto, al Obelisco, ese particular monumento emplazado en la intersección de las también famosas avenidas 9 de Julio y Corrientes. El monolito de marras marca además el epicentro del sector más antiguo y célebre de la segunda avenida citada, cuya historia tiene que ver con la cultura, la idiosincracia y la gastronomía porteña desde el lejano ayer hasta la actualidad. Y aunque hoy existen nuevos y rutilantes "polos gastronómicos" en diferentes partes de la metrópolis, es un hecho que ninguna arteria ciudadana tiene una cronología tan rica en lo que hace a sus confiterías, cafés, restaurantes, pizzerías y otros locales semejantes que adornaron (y adornan) las populosas veredas


Como muchos saben, Corrientes fue una calle "angosta" en el sector Callao - Leandro N Alem desde sus inicios coloniales hasta 1935, cuando las obras tendientes a mejorar la infraestructura vial urbana la convirtieron en la avenida que todos conocemos. Sin embargo, no todos ubican sus glorias pasadas como eje de la vida nocturna de la ciudad, especialmente en lo relativo al desarrollo del tango. Muchos de sus cafés y confiterías supieron cobijar a las diferentes orquestas del entonces naciente género musical, lo que le dio a esos reductos una especie de leyenda que supo perdurar a través de los años. Las crónicas de finales del siglo XIX y comienzos del XX nos hablan, en principio, de El Nacional,  un sitio que ha sido dado en llamar "la catedral del tango" y que estaba situado a la altura del 980 (esquina con la actual Carlos Pellegrini), así como del Café Marzotto (1120), el Café Iglesias (1517) y el Café Domínguez (1525), entre otros innumerables locales que llegarona tener las primeras "orquestas de señoritas". Es interesante recordar que tales agrupaciones eran puramente musicales y no se dudaba de su moral hasta que, en 1936, como consecuencia de la Ley de Profilaxis Social (1), muchos cafetines de baja estofa pasaron a tener sus propios "grupos", los que en realidad escondían como único propósito alternar sexualmente con la concurrencia bajo un paraguas medianamente legal. A partir de entonces, la simpática modalidad artística se fue desvalorizando hasta desaparecer por completo a finales de esa década.
Con todo, no sólo de cafés y tango se nutría "la que nunca duerme". También fue patria de cuantiosos emplazamientos mayoritariamente gastronómicos al estilo de los cafés Los Inmortales, Paulista, Germinal y de Gerard, por mencionar solamente los más arraigados en la mitología popular. Pero el ensanche de la avenida que se llevó cabo indefectiblemente a partir de 1935 (y que afectó solamente la vereda norte) puso fin a la vida de numerosos puntos de reunión de la época, como la Confitería El Quijote, que sucumbió bajo la picota con algunas de sus semejantes.



Por suerte, el aturdimiento provocado por esa obra ligada a los avances del progreso no logró aminorar en absoluto la fama y el prestigio de Corrientes, ahora avenida en toda su extensión. Bien al contrario, ello no hizo más que multiplicar la radicación de locales: cafés, bares y restaurantes análogos a la intensa vida social y cultural representada por cines, teatros y librerías de todo tipo y tamaño. A partir de la década de 1940, nuestra arteria se trocó en lugar favorito de intelectuales y jóvenes que se aquerenciaron en los cafés El Foro, La Paz y Ramos para sus sesudas tertulias. De modo concomitante, la restauración propiamente dicha y las pizzerías hicieron lo propio de acuerdo con las nuevas exigencias. Así llegaron negocios de contraseña de la talla de El Palacio de la papa frita, Guerrín, Arturito, El Palacio de la pizza o Las cuartetas, los que, más allá de sus cualidades gastronómicas, se convirtieron en auténticas postales de la calle que nos ocupa, tan famosas como fueron en su tiempo las "cantinas" de La Boca o los "carritos" de la costanera.


El paso de las décadas ha sido ciertamente duro con otras zonas de la ciudad y sus respectivas glorias en tiempos pretéritos, pero no ha ocurrido nada así con Corrientes, que se mantiene tan vital como lo era en su período tanguero y bohemio. Desde este blog hacemos votos para que esa  afortunada realidad se mantenga igual para siempre.


Notas:

(1) Esta ley acabó con la prostitución legal que existía en Buenos Aires desde los últimos decenios del siglo XIX. Los motivos de su promulgación fueron muchos, pero sin dudas ayudaron enormemente los escándalos suscitados por el descubrimiento de numerosas redes que explotaban mujeres extranjeras arribadas al país mediante falsas promesas de trabajo. Ello produjo un hondo rechazo de la sociedad hacia el comercio sexual y dio lugar a normas restrictivas de toda índole.

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