miércoles, 24 de mayo de 2017

Botellas y vajilla 1: gres versus vidrio en los antiguos envases de ginebra

Aunque tienen siglos de existencia como bebidas semejantes, aún hoy se discute profusamente sobre la verdadera naturaleza del gin y de la ginebra. ¿Son sinónimos o no? Los orígenes insulares británicos o europeos continentales, la destilación directa o la mezcla de alcoholes, la presencia exclusiva de bayas de enebro o la adición de componentes aromáticos complementarios, entre otros, son los ejes de esta antigua controversia. Pero se trata de un debate que, francamente, nos importa muy poco. Nuestra indiferencia se basa en razones del más puro orden práctico histórico, puesto que tales rótulos sirvieron indistintamente para nominar un único aguardiente de amplio consumo en todo nuestro territorio, y muy especialmente en los entornos campestres. Lo que sí nos interesa es otra dicotomía (ya no de nombres, sino de envases) que lleva a preguntamos: ¿cuál era su modo de presentación más común? ¿El típico porrón largo y cilíndrico de gres, o la no menos tradicional botella cuadrada de vidrio?


En los registros aduaneros del siglo XIX resulta posible discernir una miríada de contenedores con diversas formas y tamaños, pero eso no nos dice nada sobre su material constitutivo. Exceptuando algunos ingresos aislados en cascos de madera (que fueron esporádicos hasta el decenio de 1860, para luego desaparecer), las descripciones pasan siempre por botellas, frascos (apuntados sueltos o en cajones de 12 unidades) y damajuanas. Todos los mencionados pueden ser tanto de gres como de vidrio (1), lo que nos deja sin contestar  la pregunta fundamental. Algunos años más tarde, ya en las postrimerías decimonónicas, la ginebra pasó a fabricarse localmente, aunque las publicidades y testimonios del sector son igualmente poco útiles. Entendamos una cosa: hay infinidad de bibliografía relativa a historia, fabricación y uso de ambos materiales en los países del Viejo Mundo, pero lo que aquí nos concierne se reduce exclusivamente a su dispendio vernáculo. En definitiva, ¿qué tipo de botella era más frecuente en la Argentina de los viejos tiempos?


Sabemos que el gres es una cerámica de alta calidad y gran resistencia usada desde antiguo para fabricar envases, mayormente de cerveza (2) y un poco menos de ginebra (3). No obstante,  hablando de esta última bebida,  los hallazgos arqueológicos realizados en nuestro país no parecen demostrar que el uso del gres haya sido tan común como el de vidrio, cuyo empleo sí llegó a modelar una típica botella cuadrada con algunas variantes de formato y tamaño que aún hoy conocemos como “de ginebra”. Según Paula Moreno, en su trabajo Botellas cuadradas de Ginebra (4), para finales del siglo XIX se producían masivamente case bottles (así se las conocía) vidriadas en Alemania, Francia, Bélgica e Inglaterra con capacidades variables, siendo más frecuentes la pinta (0,57 litros) y el cuarto de galón (1,14  litros). El formato de cuatro paredes laterales contaba con dos singulares variantes: una de caras paralelas y otra de tipo tronco piramidal, algo más angosta en la base que en los hombros.


Curiosamente,  las dos marcas de ginebra más famosas y longevas en la historia nacional (primero importadas y luego fabricadas aquí) no ayudan mucho a aclarar el asunto. Tanto Bols como Llave utilizaron gres y vidrio en distintos períodos, si bien la primera quedó definitivamente más estereotipada con el porrón cerámico (del que hizo amplia publicidad) y la segunda con la botella cuadrada, que de hecho aún hoy utiliza. El resto de lo que se importaba desde Europa en tiempos de la Belle Époque parece haber arribado en envases de vidrio de acuerdo con sus rótulos comerciales y tipos emblemáticos entre 1880 y 1920, es decir Néctar, Fockink, Burnetts (marcas) y Old Tom (tipo), por mencionar algunos. Nada indica que algo distinto ocurriera en los ejemplares finiseculares de elaboración nacional. Pero todavía nos queda pendiente  la cuestión  central que nos habíamos propuesto analizar.


En rigor de verdad, a falta de registros fidedignos e  irrefutables, no hay manera de saber si un material fue más utilizado que el otro durante la primera mitad del siglo XIX. En las décadas posteriores se incrementó el arribo de marcas internacionales reconocidas, como las que mencionamos en el párrafo anterior, y lo cierto es que la gran mayoría utilizaba la botella cuadrada de vidrio. Pero hay un dato que inclina la balanza con mayor fuerza en favor de los receptáculos vidriados. En efecto, numerosos testimonios fotográficos relativos a la pretérita vida en el campo argentino, atesorados por coleccionistas, museos y reparticiones públicas, no dejan dudas sobre el extendido consumo de ginebra y su inequívoco fraccionamiento vítreo, mientras que el gres brilla por su ausencia. Seleccioné un par de imágenes conocidas y difundidas largamente por el Archivo General de la Nación. Los respectivos recuadros ampliados permiten incluso advertir las dos variantes de las que hablamos antes: en la primera se observa sin inconvenientes el modelo con caras paralelas (hasta se distingue la típica etiqueta de Llave) y en la segunda el tipo tronco piramidal. Resta decir que este último era particularmente común entre las acreditadas casas inglesas de Gin, lo cual prueba (si acaso hace falta probarlo) que el gaucho criollo encaraba la bebida sin preocuparse demasiado por denominaciones, presentaciones o países de procedencia. Para él, en definitiva, gin y ginebra eran lo mismo, y no existe la menor duda de que consumió profusamente tanto una como otra en versiones holandesas, británicas, argentinas o de cualquier parte.


Las botellas son parte de la historia de la vida cotidiana en la Argentina del ayer, como también lo es la vajilla. Veremos en la próxima entrada la interesante evolución de su uso entre nuestros compatriotas antepasados según épocas, costumbres y características sociales.

                                                          CONTINUARÁ…

Notas:

(1) De hecho, las “damajuanas” no son ajenas al mundo de los objetos cerámicos, toda vez que el material en cuestión también era usado para fabricar contenedores grandes. La siguiente es una foto publicada en un sitio de remates de internet, mostrando dos excelentes y bien conservados botellones antiguos aparentemente auténticos de diez y cinco litros (nótese la marca incisa del alfarero señalada con flecha en el ejemplar más grande, que reza Doulton & Co. Lambeth 1880). La típica lata de duraznos de 820g dispuesta al costado, además de afear notoriamente la toma, resulta útil como contraste de proporciones.


(2) En la entrada del 7/12/2011 analizamos su profusión en la industria local cervecera, bajo el título “Cuando la cerveza venía en botella de gres”. http://consumosdelayer.blogspot.com.ar/2011/12/cuando-la-cerveza-venia-en-botella-de.html
(3) Con gres se hicieron además botellas de whisky y agua mineral, frascos de medicamentos y tinteros.
(4) Link a la versión digital del texto: http://www.iaa.fadu.uba.ar/cau/?p=2583