lunes, 17 de julio de 2017

El cigarro francés, un furor de ventas en los tiempos de Sarmiento y Avellaneda

De los tres grupos genéricos apuntados bajo el encabezamiento de este blog, el tabaco es el menos estudiado por la investigación histórica. Salvo dignísimas excepciones (1), lo que atañe al dispendio argentino de cigarros, cigarrillos, rapés y demás derivados cuenta con escasas referencias enfocadas en su pasado, no obstante haber sido uno de los segmentos más dinámicos del comercio exterior y de la industria nacional. Incluso es bastante ignorado por los historiadores economistas, quienes rara vez apuntan su formidable papel como fuente de ingresos fiscales, tanto por los derechos aduaneros de importación (dominante hasta 1890) como por la existencia posterior de una manufactura vernácula considerada -en sus buenos tiempos- la más importante de Sudamérica. También nosotros hacemos un mea culpa:  no le hemos brindado aquí toda la atención que merece, pero al menos logramos subir algunas entradas relativas al tema y crear Tras las huellas del Toscano, que es una derivación para el examen específico de la rama italiana.


En ese orden de cosas, el repaso de antiguas estadísticas aduaneras permite advertir cierta procedencia europea ubicada durante varios años entre las primeras posiciones. Hablamos de Francia y de un éxito que comenzó a finales de la década de 1860 y se extendió hasta 1880. El lapso en cuestión coincide muy bien con los períodos presidenciales de Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880) citados referencialmente a título de encabezamiento. La data portuaria de la época abunda en ejemplos para referir, pero elegimos un cuadro muy ilustrativo de importaciones arribadas en 1874 donde los ejemplares franceses encabezan con holgura el rubro cigarros acusando la friolera de 18.273.000 unidades, seguidos por los alemanes (9.187.000), italianos (9.086.000) y paraguayos (7.029.000). Como dijimos, ese “veranito” del humo francés en Argentina duraría sólo hasta fines del decenio (2), pero aun así parece interesante conocer algo sobre tan curiosos especímenes, originados en un país que hoy no asociamos ni remotamente con la industria de los cigarros de hoja.


Lo cierto es que Francia supo ser una verdadera potencia tabacalera reglamentada a modo de estanco (3) desde 1811, cuando Napoleón Bonaparte creó la Regie des Tabacs. Hacia1870, en pleno auge del tabaco francés por nuestras latitudes, dicha repartición controlaba enormes factorías, cuya nomenclatura completa de ubicaciones llegó a ser la siguiente : Bordeaux, Châteauroux, Dieppe, Dijon, Issy-les-Moulineaux, Le Havre, Le Mans, Lille, Lyon, Marseille, Metz, Morlaix, Nancy, Nantes, Nice, Orleans, Pantin, Paris Reuilly, Riom, Satrsbourg, Tonneins, Toulouse y Vesoul. Las imágenes de abajo corresponden a una de ellas, la Manufacture Nationale des Tabacs de Nancy. Si apreciamos la magnitud del edificio, imaginamos  su volumen productivo, entendemos que había más de veinte plantas similares y consideramos que existía una fluida relación comercial con Argentina (gran importadora por entonces), ya no resulta tan sorprendente aquel éxito de los tabacos galos en estas tierras lejanas. Con el paso del tiempo, la industria francesa del puro se redujo a la mínima expresión y sus tabacos desparecieron de los comercios argentinos.


Una caja de Picaduros comprada en Burdeos hace casi una década que todavía obraba en mi poder me dio la idea de fumar reflexivamente y volcar aquí algunas impresiones de comparación histórica. Los Picaduros son unos legendarios cigarros pequeños y económicos que se remontan  a finales del siglo XIX. Durante la mayor parte de su historia fueron hechos con materia prima cultivada en la misma Francia  (4), y aunque no sabemos si eso continúa siendo así, el hecho de haber sobrevivido al eclipse de la industria gala de los puros los convierte en símbolos del otrora popular y genuino tabaco europeo. De lo que sí estamos seguros es de su armado a máquina, evidente por la prolijidad y uniformidad de un formato cilíndrico con  calibre apenas menor en lo que sería el lado de la “boquilla”. El encendido es rápido al igual que toda su combustión y tiro; no hay dudas de que estamos frente a un producto de consumo bien masivo, pensado para reemplazar ocasionalmente al cigarrillo de papel (ver publicidad de los setenta ubicada junto a este párrafo). No obstante, el sabor es rico, de cuerpo medio -o sea, ni muy suave ni muy fuerte- levemente picante, generoso en humo y con final agradable. No tiene la complejidad de un habano ni la potencia de un toscano, pero se perfila como un cigarro abordable en cualquier momento del día, y eso era una enorme virtud en las últimas décadas decimonónicas.



















Seguramente experimentamos algo parecido a lo que percibieron tantos argentinos y extranjeros residentes en los días formativos de nuestra nación, hace ciento cuarenta años. Y precisamente de eso nos ocupamos en este blog: rescatar del olvido viejos hábitos de la vida cotidiana argentina.


Notas:

(1) Que son el libro La historia del tabaco de Juan Domenech (publicado en 1940) y el C.P.C.C.A  (Cigarette Pack Collectors Club of Argentina), cuya web compendia una excelente labor surgida del coleccionismo de marquillas e incluye algunos trabajos bibliográficos accesibles en soporte virtual. http://cpcca.com.ar/es-index.htm
(2) A partir de 1880 comenzó a verificarse un crecimiento sostenido de los puros italianos, que se volvió  irreversible para 1885. Diez años después sus cifras de importación eran  mayores a las de todos los demás países juntos. Nótese la importancia porcentual de cada procedencia en el siguiente cuadro del bienio 1894-1895 (expresado en kilos: 1kilo equivale a 200 cigarros) y compárese con el cuadro de 1874 subido antes (expresado en miles de unidades).


(3) Monopolio estatal que regula la fabricación, comercialización y venta de ciertos productos. Desde el siglo XVIII hasta la segunda mitad del XX fueron varias las naciones europeas que utilizaron este sistema, en especial para tabacos y alcoholes.
(4) Le tabac en France de 1940 a nos jours: histoire d’un marché. Eric Godeau, 2008.