domingo, 22 de abril de 2012

Viejos consumos en el cine nacional: Pasó en mi barrio (1951)

Volvemos a la grata materia del viejo cine argentino, aquel que supo ser el más importante de toda Sudamérica en sus décadas doradas de 1940 y 1950. Precisamente a mediados del citado período de dos decenios, el insigne director Mario Soffici realizó el largometraje que nos ocupará en esta entrada (1). Tal como era común en esa época, la historia gira en torno a un drama ambientado en la típica famila porteña de clase trabajadora. El feliz grupo doméstico se ve de pronto sacudido por el juicio y encarcelamiento injusto del padre, cuyo papel de liderazgo debe desempeñar, a partir de entonces, la madre. Pero al comienzo mismo de la película, antes del desarrollo pleno de la trama, podemos apreciar toda una serie de valiosas imágenes en el marco de un tradicional "almacén y fonda" muy corriente en aquellos años.


Prácticamente el primer diálogo  de  la  obra fílmica se establece entre  una  clienta "almacenera" de último momento y el personaje de Doña Dominga, madre del grupo familiar y co-titular del bodegón/fonda/cantina que se puede apreciar en el fondo. Ya allí tenemos una estampa hoy completamente desaparecida en la ciudad de Buenos Aires: los establecimientos gastronómicos  con "anexo almacén", que comercializaban todo tipo de alimentos y bebidas bajo las dos modalidades, aunque siempre en locales claramente separados. La jefa del lugar no disimula su fastidio por la hora en que la parroquiana reclama que le vendan un pedazo de queso, ya que se trata del día domingo (el anexo almacén está cerrado) y la cantina, atendida por sus propios dueños, se ve colmada por completo. "¿Qué se le olvidó?", espeta la comerciante, a lo que la sufrida parroquiana contesta: "el queso para los tallarines". A pesar de todo, la primera accede bondadosamente y el artículo lácteo requerido es debidamente pesado y despachado.


Acto seguido y de nuevo en el salón gastronómico del emprendimiento, un individuo reclama a viva voz su pedido de "peceto con papas", añadiendo con disgusto: "hace media hora que estoy esperando". Luego podemos observar un dúo de personajes sentado en otra mesa, sobre la cual se observan algunos elementos de interés histórico: el sifón, la panera de mimbre y el vino servido en un bonito botellón de vidrio. Es entonces cuando aparecen los primeros indicios del contexto cotidiano que le da dinámica y sentido a la escena, puesto que Don Genaro, padre de familia, esposo de Doña Dominga y ladero de ésta en el comercio, explica a los habitués en cuestión que "hay que venir a comer temprano, porque hoy es domingo y juega River". En resumen: los mismos propietarios quieren terminar cuanto antes con su tarea.


Pero el local explota de gente, los pedidos se demoran y no hay tiempo ni ánimo para los quejosos. Una mesa de varios comensales recibe dos platos de manos de la dueña, que se encarga de "vocearlos" al tiempo que los coloca en la mesa. "El bife y el puchero a la española", sentencia. Un cliente pregunta, sorprendido, sobre la última de las preparaciones: "¿y los garbanzos?". Sin inmutarse, la mujer pone los brazos en jarro y responde con no disimulada sorna: "¿sabe qué pasa?, hoy es domingo y los muchachos los están usando para jugar al truco" (2).


Otro concurrente del fondín pide que le abran la botella de vino. Este simple acto no parece digno de ser destacado, pero lo que se puede observar nos dice mucho sobre un Consumo del Ayer que ya habíamos señalado en la entrada de El Viejo Hucha: el vino común fraccionado en botella de litro con tapón de corcho, una modalidad que quienes nacimos en la segunda mitad de los sesenta no llegamos a conocer.


Como corolario de esta  rica y vivencial escena del pasado, la misma mesa de los garbanzos intenta hacer su pedido de postres reclamando un par de viandas dulces: queso y dulce, pide uno, y pastafrola, otro (3). Desde luego, Don Genaro no está dispuesto a alargar la ardua jornada con solicitudes de último momento e intenta convencerlos de pedir algo mucho más veloz, dicéndoles: "mejor les traigo un licorcito de naranjas. ¿Saben que pasa, muchachos? Es que hoy River tiene un partido muy difícil". Finalmente la requisitoria original es negociada, no por el licor, sino por dos cafés. Posteriormente, el local baja la cortina y Don Genaro puede, al fin, ir a la cancha con sus hijos.


Una vez más, un par de minutos son capaces de revivir todo un ambiente pretérito determinado, en este caso,  el otrora célebre "boliche" urbano de comidas, junto con el recuerdo de algunas pitanzas caseras que hoy existen en el ámbito hogareño, pero que raramente encontramos en un restaurante moderno. De todas maneras, aquellos bodegones se han ido del plano fisico, pero permanecen en el del corazón.

Notas:

(1) Breve ficha técnica: "Pasó en mi barrio". Director: Mario Soffici. Guión: Sixto Ríos y Carlos Olivari. Intérpretes: Tita Merello, Mario Fortuna, Mirtha Torres, Alberto De Mendoza, Luis Medina Castro. Estrenada el 20 de diciembre de 1951.
(2) El truco es un clásico juego argentino de naipes. Tradicionalmente se utilizan garbanzos, porotos u otras legumbres secas para sumar y llevar cuenta del puntaje.
(3) La Pastafrola o Pasta Frola es una preparación de repostería enormemente popular en la Argentina, que combina una masa dulce de harina, manteca y huevos con un dulce colocado por encima, que puede ser de batata o membrillo. La presentación mas típica impone una especie de cuadriculado de masa sobre el dulce.

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