
La avenida donde están
las agencias de loteo,los hoteles, los cafés,
donde nunca van de acuerdo
los que discuten sus cosas
andaluces, madrileños,
que la Avenida de Mayo
es como la casa de ellos.


Un poco más cerca en el tiempo encontramos El Hispano, cuya cronología apenas
cincuentenaria no lo hace menos
proverbial en términos gastronómicos. Allí, en el vértice SE de Salta y
Rivadavia, el comercio de marras ofrece una de esas completísimas cartas en las
que no falta ninguna de las viandas galaicas tan apreciadas por su
colectividad. Gambas al ajillo, pulpo a la gallega y paella a la valenciana
son, entre muchos otros, manjares que
han disfrutado varias generaciones de argentinos y extranjeros desde mediados
del siglo pasado. Junto con El Globo y El Imparcial, El Hispano compone un
recorrido obligado por la historia del barrio de Monserrat y, más específicamente,
de nuestra Avenida de Mayo.
En la próxima y última entrada de esta serie nos vamos a
referir a los costosos, exclusivos y elegantes hoteles que brillaron en esta
ilustre vía durante el período comprendido entre 1900 y 1930.
CONTINUARÁ…
Notas:
(1) El gran historiador Enrique Puccia solía referir que,
con anterioridad a esa fecha, existió un Café
Tortoni en la calle Defensa al 200, inaugurado por Oreste Tortoni. De todos modos, éste no tendría nada que ver con el
prestigioso comercio de nuestros días, designado así (según datos documentados
de la primitiva inauguración de Touan, en 1858) en homenaje a cierto
café de París.
(2) No quiero abundar en el tema, pero es necesario aclarar
que los restaurantes más tradicionales de Buenos Aires ofrecen una variedad de
comidas que muchos especialistas consideran, en su conjunto, un híbrido sin
personalidad. Personalmente, creo que después de cien años de vida de esa
“Torre de Babel” que mezcla elementos españoles, italianos, franceses y criollos, semejante menosprecio es un
grueso error. La gastronomía popular metropolitana de restaurantes, bodegones y cantinas tiene,
a mi entender, una personalidad propia
indiscutible. Algún día me referiré a la conjunción de elementos históricos que
dieron como resultado una tipicidad culinaria cosmopolita tan particular.
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