sábado, 9 de junio de 2012

Un revelador libro ferroviario de stock de 1898 4

No debe sorprendernos, luego de tres entradas sobre el tema de referencia, la calidad, variedad y envergadura del servicio provisto por el Ferrocarril del Sud para sus confiterías de estaciones y coches comedores de los trenes, de lo cual nos da cuenta el antiguo  y  singular  libro  contable  de stock  que  hemos venido analizando.  Si profundizamos un poco en la historia de esta firma del riel, podemos saber, por ejemplo, que hacia 1920 contaba con confiterías en las estaciones Ayacucho, Azul, Bahía Blanca, Empalme Lobos, Ingeniero White, Las Flores, La Plata, Mar del Plata, Tandil, Temperley, Tres Arroyos y, por supuesto, Plaza Constitución. Por otra parte, en 1929, un itinerario de servicio (1) indica que los comedores estaban dispuestos  nada más y nada menos que en 57 trenes regulares, de los cuales 20 eran  diarios y 37 corrían tres veces por semana. La multiplicación de estos números por su periodicidad  nos da un resultado ciertamente notable: 1044 trenes mensuales, es decir, formaciones provistas del servicio gastronómico correspondiente. ¿Cómo no iba a haber, entonces, semejante oferta de productos?


Bien, volviendo al año 1898 y a nuestro volumen, hoy vamos a repasar las alternativas correspondientes a dos tipos de bebidas muy populares en aquellos tiempos, la ginebra y el cognac (en realidad, casi todo lo que contuviera alcohol era popular entonces), con su debida nomenclatura de marcas y precios expresados en pesos por envase completo y cerrado. Volvemos a aclarar que esa era la manera en que los entregaba el depósito del FCS situado en Barracas, pero eso no significa que el expendio final se hiciera de tal modo. Una vez  en las confiterías y los trenes, tanto el Gin importado como las ginebras nacionales, así como el Cognac, eran despachados por sus medidas acostumbradas según las diferentes modalidades de la época: vaso, copa, etcétera. También formaban  parte de mezclas y cócteles ofrecidos en las cartas o específicamente solicitados por los clientes según  su gusto y paladar (2).



















La celebridad de la ginebra en el siglo XIX es bien conocida, especialmente en el interior del país, donde solía ser canjeada por cueros y otros productos de la ganadería extensiva propia de la época. En lo que hace a las prestaciones del FCS, podemos encontrar a lo largo del ejemplar que nos ocupa ocho etiquetas diferentes, tanto  locales como importadas. Es bueno tener en cuenta que, a diferencia del Whisky, el Coganc y otras bebidas espirituosas, la ginebra tenía un puñado de elaboradores argentinos de cierta importancia. El compendio, entonces, es el siguiente.


Bols                           3,00
Schnapps                  3,00
Néctar                        6,50
Old Tom Burnett        5,00                                                 
Old Tom Boord          5,00
Fockink                      7,50
Llave                          5,00
Dry Gin                      4,50 (3)


El caso del Cognac  refleja un fenómeno parecido aunque con  algunos rasgos particulares. En primer lugar, todas las marcas comercializadas son de origen francés, sin ningún caso de “imitación” elaborada localmente. También encontramos en este segmento, como es muy lógico, algunos de los precios más altos reflejados en todo el libro del FCS. Una botella de 22 pesos, por ejemplo, superaba holgadamente a cualquier vino, champagne o whisky ofrecido en el servicio, incluyendo a las marcas extranjeras de mayor reputación  (4). Veamos entonces la lista, algo más breve en esta ocasión.

Martell                      14,00
Henessy VO             12,80
Huertemont VSO      11,60 
Robin                       12,00
Fine Champagne      22,00 (5)

Para saber cuáles eran las marcas de ginebra y cognac más exitosas a bordo de los trenes del Sud, procedemos a sumar todas las unidades registradas en los 16 meses que abarca este formidable testimonio del ayer, y de ello surge que la delantera es llevada por Néctar (986) y Robin (770) respectivamente. Queda claro que la abundante oferta de bebidas que hemos estado reseñando hasta ahora tenía su punto de equilibrio en la sólida contrapartida de la demanda. Y así lo supo entender muy bien la empresa ferroviaria más grande del hemisferio sur, que no tuvo reparos en dotar a sus trenes de todo el lujo, la comodidad y el servicio gastronómico posible en aquellos lejanos años del cambio de siglo. En la próxima entrada de esta serie nos espera una larga lista de licores, rones y otras atemporales delicias del beber.

                                                        CONTINUARÁ...
Notas:

(1) Los itinerarios de servicio eran manuales para uso exclusivo de los empleados de las empresas ferroviarias, en los que figuraban horarios, formación de trenes, normas de seguridad y otros datos de interés operativo. Los que se han preservado hasta la actualidad constituyen un rico material histórico de consulta.


(2) En la entrada del 1/11/2011 examinamos la popularidad de una de esas mezclas (ginebra con bitter) según algunas viejas obras de la literatura nacional.
(3) El término dry gin alude a un tipo y no a una marca, pero la indicación aparece en varios meses y no corresponde a ninguna de las otras etiquetas (es decir, no puede haber confusión con otro producto similar) por la diferencia de precio.
(4) El salario mensual promedio de esa época rondaba los 60 a 75 pesos para un obrero calificado, como un carpintero. Eso da una idea aproximada de lo que significaba una botella de 22 pesos.
(5) Para quien no está familiarizado con esta noble bebida destilada, aclaramos que Fine Champagne es una denominación que define un tipo de Cognac elaborado a partir de vinos provenientes de ciertas zonas específicas de esa región, y que no tiene nada que ver con el mundialmente célebre vino espumante.

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