Pocos productos
alimenticios están tan asociados a la
historia de los pueblos mediterráneos como el aceite de oliva. Por ese motivo,
no es difícil encontrar referencias sobre su consumo en el pasado de nuestro
país. Como contrapartida, el hallazgo objetos relacionados al artículo en
cuestión resulta muy infrecuente,
comparado con la abundante existencia de botellas de vino, cerveza y
ginebra preservadas o incluso
comercializadas en el mercado anticuario. También es generosa la cantidad de
vajilla que atesoran los diferentes
museos argentinos y que da cuenta de muchas de las costumbres gastronómicas
locales durante los siglos pasados. Pero de recipientes aceiteros, más bien
poca cosa, a no ser por un
descubrimiento arqueológico efectuado hace poco tiempo a escasos metros del centro mismo de la
ciudad de Buenos Aires, en lo que fuera la casa de Don Santiago de Liniers,
titular del Virreinato del Río de La Plata entre 1807 y 1809 (1).

Allí, en el
antiguo patio colonial de la propiedad, un equipo de arqueólogos argentinos
realizó excavaciones durante los primeros meses del año 2012. Luego de
varios intentos infructuosos, los
especialistas lograron dar con una cuadrícula tipo “yacimiento” muy rica en materia de viejos objetos de la
vida cotidiana. En ese orden de cosas se
exhumaron dedales de cobre, monedas, amuletos, piezas de vajilla (como un plato
de mayólica portuguesa) (2) y hasta una tijera, con fechados que oscilan entre
los siglos XVII y XIX. Ocurre que la añosa finca del barrio de San Telmo tiene un
pasado muy complejo, como lo explica el arquitecto Daniel Schávelzon, quien
señala que “sabíamos que la casa había sido muy alterada y lo confirmamos con
los cimientos hallados: debajo de la casa que habitó Liniers había otra más
antigua, que a su vez había sido construida encima de otra original,
posiblemente emplazada en el siglo XVII.” Pero lo más interesante de todo, a
los efectos de este blog, fue el pico de una botija o tinaja utilizada para transportar y almacenar aceite
de oliva. Ciertamente, el exquisito y natural derivado de las aceitunas era un
artículo bastante popular en las
colonias españolas por herencia y tradición cultural. Además, se trata del
producto oleico más fácil de extraer a partir de su materia prima, incluso con
métodos rudimentarios como la molienda manual que se sirve de prensas de piedra
(3).

Los mismos
recipientes eran empleados para el
transporte de las propias aceitunas o de almendras, frutos secos, vinagre y
vino. Pero la experiencia de los arqueólogos pudo precisar el origen exacto de
la pieza (o mejor dicho, del fragmento de pieza) y los propósitos precisos de
su utilización hace más de doscientos años, cuando la Argentina todavía no era
tal. Ahora restan los cuidadosos procesos de restauración necesarios para todos
los objetos hallados en las excavaciones, que
incluyen largas horas de búsqueda
de fragmentos coincidentes, limpieza, pegado, clasificación y archivo. Tal vez
un día los habitantes de la ciudad tengan finalmente su Museo Arqueológico en
un espacio donde todas esos pequeños y preciados tesoros de nuestro pasado
puedan ser exhibidos a la comunidad.
Notas:
(1) La Casa del
Virrey Liniers está ubicada en Venezuela 469, en el barrio de San Telmo.
Frecuentemente se realizan allí exposiciones y diferentes eventos culturales
relacionados con la historia argentina.
(2) Los
arqueólogos no tienen dudas sobre ese origen, ya que se trata de un tipo de
cerámica con esmalte a base de estaño que comenzó a producirse en Europa a
partir de la ocupación morisca. Data de
un período comprendido entre los años 1600 y 1650.
(3) A diferencia
del maíz, el girasol o la soja, que requieren de procesos intrusivos, altas
temperaturas y solventes para la
extracción oleosa, las olivas sólo deben ser prensadas para lograr el mismo
fin. Por esa razón es uno de los aceites naturales más antiguos utilizados en
el mundo occidental.
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