Entre los múltiples propósitos que persigue este espacio se
encuentra el de recrear las costumbres argentinas de antaño en materia de consumos
cotidianos. Tal objetivo no es fácil de alcanzar cuando nos movemos muy atrás
en el tiempo. Sin embargo, mediante la búsqueda, la recopilación y el análisis
de documentos y testimonios antiguos hemos podido abordar ciertos pantallazos
sobre los modos de comer, beber y fumar de nuestros compatriotas de los siglos
XIX y XX, tanto en lo que respecta a los productos como a las maneras y los
entornos. Hacia mediados de 2012 nos propusimos ir más lejos y comenzamos a
practicar regularmente un sistema tan inusual como efectivo para entender algo más
sobre estas cuestiones pretéritas, que es la degustación de productos añejos.
Desde el inicio descartamos toda posibilidad de adaptar ese procedimiento a los
alimentos (ninguno subsiste tanto tiempo en buenas condiciones), pero logramos
utilizarlo para evaluar tabacos y bebidas.
No obstante ello, tampoco era posible hacerlo con cualquier
producto perteneciente a dichos géneros. Los cigarros de hoja más conocidos, por ejemplo, se degradan con los años (especialmente por la falta de humedad o el ataque de pequeños insectos) y algo similar ocurre con los cigarrillos. Lo
mismo sucede con la mayoría de los vinos, con los espumantes y con cualquier
bebida carbonatada, sin alcohol, o de baja graduación alcohólica. Probar cosas
así no tiene demasiado sentido, ya que no permite recrear en forma alguna los
aromas y sabores de sus épocas de esplendor. Pero existen también ciertos tipos
de cigarros cuya naturaleza los hace casi eternos, como los toscanos, y muchas
bebidas capaces de soportar décadas enteras al abrigo de una botella: los vinos
licorosos del tipo jerez u oporto, los destilados y los vermouths, entre otros.
Optamos entonces por buscar y seleccionar ese tipo de joyas para nuestros eventos de cata, siempre tratando de contestar los interrogantes que más nos interesan,
a saber: ¿cómo eran, qué aroma emanaban, qué sabor transmitían, qué grado de calidad alcanzaron las respectivas industrias elaboradoras? He aquí los
resultados obtenidos durante nuestras degustaciones, volcados en las siguientes
entradas:
Los últimos Avanti de
la CIBA
La legendaria marca Avanti llegó a ser sinónimo del toscano
en nuestro país. A partir de un paquete de dos cigarros fechados entre 1950 y 1960 realizamos una “fumata” histórica para conocer mejor el pasado de este singular
artículo, que ostenta el privilegio de
haber sido el más vendido de su tipo a lo largo de setenta años. http://goo.gl/Zy38gS
Los toscanos ítalo
argentinos de la SATI
En la tercera década del siglo XX el gobierno italiano
decidió instalar una fábrica de tabacos en Buenos Aires para competir dentro del
prometedor mercado nacional de toscanos y cigarrillos. Esa gran factoría fue
conocida como la SATI (Societá Anónima Tabacchi Italiani), y tuvimos la enorme
suerte de probar unos raros prototipos de su mítico rótulo Regia Italiana, nada menos que de los años cuarenta. http://goo.gl/EMHhnm
Un legendario oporto argentino
de la vieja guardia
Hablando de mitos, el Vino
Cordero adquiere una jerarquía épica en el pasado de la vitivinicultura
argentina. Su historia se remonta al año 1867, y para 1900 era el más famoso de
los vinos dulces de nuestra patria, cuya fama se extendía a menciones en
revistas y obras de teatro. Su historia es tan rica que subimos dos entradas
sobre el tema, una con sus antecedentes y otra con la degustación de una vieja
botella datada en el decenio de 1940. 1° parte: http://goo.gl/hZa5o9
2° parte: http://goo.gl/eFgqSq
Histórico gin tonic
en el Casal de Catalunya
El gin es un aguardiente de origen bien pretérito y su
consumo en estas tierras data del período colonial. Dos botellas de las marcas Hiram Walker y Royal Ludgate nos permitieron transportarnos a un época bastante
más cercana pero no menos interesante: los años sesenta del siglo pasado,
cuando la coctelería argentina estaba en su apogeo. Y para ello, ¿qué mejor que
un buen gin tonic probado por un grupo de amigos conocedores? http://goo.gl/GI5nDA
Dos portentos en los
años dorados del vermouth
Ya señalamos que existen marcas cuya sola mención equivale a
evocar productos determinados. Y en la Argentina, hablar de Cinzano o de Martini equivale a hablar de vermouth, esa
bebida que trasciende su nombre para
convertirse en un momento del día, en una ceremonia que se llevó a cabo en
bares y casas de familia durante más de un siglo. Sendas botellas datadas hacia
1953 nos depararon gratísimas sorpresas al respecto. http://goo.gl/W7BFsz
Los toscanos
rosarinos de Fernández y Sust
Volvimos al toscano (el cigarro puro más consumido en la
Argentina del ayer) de la mano de un antiguo establecimiento radicado en la ciudad
de Rosario. Una de sus marcas, Génova,
llegó a ser muy célebre y exitosa. En este caso, a la degustación en sí misma,
se sumó el curioso origen de los paquetes. http://goo.gl/bNZlIA
Jerez, el aperitivo
del pasado
Hubo un tiempo durante el cual el consumo de vinos generosos
–tanto secos como dulces- equiparaba al de los vinos normales de mesa. Entre
ellos, el Jerez era el preferido para el aperitivo. Un viejo envase cerrado e
intacto de la marca mendocina Espiño nos
hizo evocar aquella costumbre perdida. http://goo.gl/AqJ49f
Brissago, el curioso
cigarro que fue moda en la Argentina de antaño
Pocos saben que en las últimas décadas del siglo XIX los
puros se fumaban a la par de los cigarrillos, y que nuestro país era un activo
productor e importador de manufacturas tabacaleras. Entre los artículos más exóticos que hacían las delicias de los argentinos
de aquel tiempo se destacaba el Brissago o
Virginia, cigarro largo y muy delgado
con una hebra de paja en su interior. En este caso no probamos ejemplares
antiguos, sino especímenes actuales de origen austríaco que se elaboran con los
mismos métodos artesanales de entonces. La crónica abarca dos entradas: una
para reseñar su historia y otra para la cata misma. 1° parte: http://goo.gl/zkgi7L
2° parte: http://goo.gl/iojNEi
Tres añosas alhajas
de la buena enología nativa
La vieja bodega Arizu de Mendoza era una verdadera
institución dentro de esa provincia, y uno de sus enólogos, don Raúl de la
Mota, fue pionero de la vitivinicultura argentina moderna. Logramos conjugar la
rica historia de la bodega y del personaje a través de dos productos de la casa: el jerez Don
Balbino y el oporto Viejo Juez. http://goo.gl/o9EAgP
Por supuesto que seguiremos con nuestras catas en el futuro,
aunque no viene mal recordar todo lo hecho en los tres años de existencia de
este blog, en especial para aquellos que tengan la curiosidad de revivir,
conocer o repasar esos momentos.
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