Prácticamente en los comienzos de Consumos del ayer dimos inicio a una serie de entradas relativas a recordar
algunos reductos gastronómicos ubicados en diferentes barrios porteños. Además
del mero análisis histórico que ello supone, quisimos también homenajear a los
sitios que fueron y siguen siendo tan típicos del vivir cotidiano. Tanto los
simples lugares para el servicio de bebidas como aquellos que daban de comer
eran mucho más abundantes entonces que hoy, incluso en una ciudad donde la
gastronomía continúa teniendo una importancia medular dentro de las actividades
mercantiles. Pero en los siglos XIX y XX casi no había esquina barrial que no
contara con algo al respecto, siempre bajo nombres que se perpetuaron en la
memoria ciudadana: bares, almacenes (con despacho de bebidas), fondas, cafés,
bodegones, boliches y otras denominaciones adyacentes. Allí pasaron buena parte
de su vida muchos hombres de las generaciones que nos precedieron, pocillo,
vaso o plato mediante.
Por supuesto que nunca tuvimos anhelos de completitud al
respecto (eso es prácticamente imposible), pero sí logramos rescatar la figura
de muchos emplazamientos dedicados al ramo en cuestión, incluyendo algunos que
fueron famosos por distintas circunstancias relacionadas con sus actividades,
su concurrencia o su ambiente. Hubo así remembranzas de locales célebres por su
aureola maleva, por sus reuniones políticas o por la presencia de artistas, entre muchos otros motivos que hicieron a sus respectivos renombres. Tuvimos en cuenta además todos los posibles marcos sociales y humanos, desde los figones para oficinistas hasta las cantinas fiesteras, pasando por los bares para personas solitarias y los restaurantes familiares. Aquí van
las diferentes entradas subidas con un criterio geográfico de vecindad, con los
correspondientes links para aquellos que quieran conocerlas o volver a revisarlas:
Paseo de Julio
Aunque no se trataba de
un barrio en el sentido estricto de la palabra, el Paseo de Julio (actual Avenida Leandro N Alem) fue uno de los
lugares más concurridos de Buenos Aires durante el siglo XIX. Su ubicación
costera le daba un cosmopolitismo muy particular en los días de la inmigración
masiva y allí se afincaron numerosos locales dedicados a los quehaceres de
nuestro interés. http://goo.gl/qpO6sT
La Boca
Tal vez el vecindario cuyo pasado está más ligado a la faena de las fondas y cantinas
sitas en la Vuelta de Rocha y sus
inmediaciones. Y no es para menos, puesto que supo ser un refugio de
colectividades (no sólo la italiana) que le dieron esa impronta populosa y
bulliciosa que ha llegado hasta nuestros días, al menos como imagen estereotipada
en el pensamiento colectivo. http://goo.gl/AR8Z1f
Parque Patricios
Barrio cerril y montaraz por su origen ligado con los
antiguos corrales abastecedores de carne para la ciudad. En las proximidades de
aquel matadero pusieron pie numerosos cafés y pulperías, donde se daban cita
todo tipo de personajes urbanos, periféricos e incluso camperos. Más tarde se
transformó en un pujante vecindario industrial y comercial con la consecuente
ampliación de sus actividades mercantiles y gastronómicas. http://goo.gl/HK1YtB
Belgrano
En otros tiempos, Belgrano fue un municipio separado de la
ciudad de Buenos Aires geográfica y administrativamente. A su vez, las vías del
ferrocarril dividían la zona en dos: el alto,
que tenía su eje en la Avenida Cabildo, y el bajo, formado por todo lo que estaba desde las vías hacia el Río de
la Plata. Respetando esa vieja frontera logramos individualizar separadamente
una buena cantidad de reductos especializados en las actividades del comer y el
beber. http://goo.gl/q20Eim
Barracas
Distrito de los arrabales otrora importantísimo y populoso
gracias a la presencia de grandes depósitos para el acopio de mercaderías. Pero
además, hasta las primeras décadas del siglo XX, poseía uno de los dos únicos pasos vehiculares y peatonales por los
que se podía cruzar el Riachuelo. La avenida Montes de Oca aún sigue siendo el
centro de la vida social y mercantil, junto con otras arterias que llegaron a
rebosar de comercios ocupados en las labores de la gastronomía. http://goo.gl/e8wTwp
Flores y Caballito
Cuando el Ferrocarril
del Oeste y su tren encabezado por La
Porteña lograron ligar a Buenos Aires con el antiguo municipio de San José
de Flores, en 1857, pocos imaginaban el camino de progreso y urbanización que
se abría de allí en más para los barrios del centro y del oeste porteño. Así,
tanto Flores como Caballito acreditan su propia y rica historia de bares, confiterías y demás locales análogos. http://goo.gl/4VcDpa
Chacarita y
Colegiales
La llamada Chacarita
de los Colegiales era un emplazamiento estudiantil de los jesuitas. Con el
tiempo y la llegada de medios de transporte (con el Tranvía Lacroze como punta de lanza) la zona se transformó en un
activo barrio relacionado a las industrias y el comercio, amén de contar con el
cementerio más grande de la ciudad. Tanto Chacarita como Colegiales poseen un
pasado bien nutrido respecto a cafés, bares y restaurantes. http://goo.gl/cQEjZF
Boedo
Durante muchos años, la actual Avenida Boedo fue algo así
como la “General Paz” del presente, dado que marcaba el límite entre la ciudad
de Buenos Aires y el municipio de Flores. Luego, con la federalización, la
barriada se integró al mapa urbano hasta crecer de un modo que vale la pena
reseñar. Lo más interesante es que sus bares y confiterías han tenido siempre
una ligazón muy especial con las actividades culturales y sociales. http://goo.gl/tzFQxi
Devoto y Villa del
Parque
Al filo del cambio de siglo XIX al XX don Antonio Devoto
proyectó y llevó adelante cierta urbanización residencial que ha llegado hasta
la actualidad como uno de los lugares más bonitos de la ciudad. En las décadas
posteriores se dieron cita los comercios dedicados a las actividades que aquí
nos interesan, tanto en Villa Devoto propiamente dicho como en su vecino Villa
del Parque. http://goo.gl/Wpt0m5
Balvanera
Vecindario enorme que ya nadie reconoce por su vieja y
auténtica nomenclatura, sino por los sub-barrios
que cobija: Congreso, Facultad de Medicina, Abasto y Once. Sin embargo, volvimos a unificarlo para conocer
los numerosos reductos del comer y el beber que acredita su vasto pasado, rico
además en sucesos y anécdotas de todo tipo. http://goo.gl/2Ois25
Bajo Flores
A la vera de un vecino más famoso, el barrio de Flores
propiamente dicho (al cual, en realidad, pertenece), creció otra barriada
popular a comienzos de los años 1900. Las avenidas Varela y Del Trabajo (hoy Eva Perón y antes Quirno Costa) constituyen dos núcleos arteriales que cobijaron
buena cantidad de comercios del ramo. http://goo.gl/96JDPt
Almagro
En su condición de punto clave en el movimiento urbano, Almagro es otro de esos
sectores de Buenos Aires que en pocas décadas pasó de ser un lugar periférico a
representar la pujanza comercial y el tráfico inter barrial. El recuerdo de sus
bares, cafés y bodegones transcurre entre avenidas, trenes, estaciones de
subte, tranvías y otros medios de transporte propios de la ciudad. http://goo.gl/5sFvP1
De ese modo realizamos un paseo histórico por la urbe
conociendo el corazón de sus viejas mesas y sus pretéritos mostradores,
aquellos en los que nunca faltaban el café, el vermouth, la ginebra, los
tallarines y las milanesas o los bifes con papas fritas. Y posiblemente lleguen
más añoranzas de ello en el futuro, porque para eso estamos en este blog.
Me encatan estas notas coloridas.
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