viernes, 6 de febrero de 2015

Antología de entradas: los cafés, fondas, boliches y bodegones porteños

Prácticamente en los comienzos de Consumos del ayer dimos inicio a una serie de entradas relativas a recordar algunos reductos gastronómicos  ubicados  en  diferentes  barrios porteños. Además del mero análisis histórico que ello supone, quisimos también homenajear a los sitios que fueron y siguen siendo tan típicos del vivir cotidiano. Tanto los simples lugares para el servicio de  bebidas como aquellos  que  daban  de comer eran mucho más abundantes entonces que hoy, incluso en una ciudad donde la gastronomía continúa teniendo una importancia medular dentro de las actividades mercantiles. Pero en los siglos XIX y XX casi no había esquina barrial que no contara con algo al respecto, siempre bajo nombres que se perpetuaron en la memoria ciudadana: bares, almacenes (con despacho de bebidas), fondas, cafés, bodegones, boliches y otras denominaciones adyacentes. Allí pasaron buena parte de su vida muchos hombres de las generaciones que nos precedieron, pocillo, vaso o plato mediante.


Por supuesto que nunca tuvimos anhelos de completitud al respecto (eso es prácticamente imposible), pero sí logramos rescatar la figura de muchos  emplazamientos dedicados  al  ramo  en cuestión, incluyendo algunos que fueron famosos por distintas   circunstancias   relacionadas   con   sus actividades, su concurrencia o su ambiente. Hubo así remembranzas de locales célebres por su aureola maleva,    por  sus reuniones  políticas  o  por  la presencia de artistas,  entre  muchos  otros  motivos que  hicieron  a  sus  respectivos renombres. Tuvimos en cuenta además todos los posibles marcos sociales y humanos, desde los figones para oficinistas hasta las cantinas fiesteras, pasando  por  los  bares para personas solitarias y los restaurantes familiares.  Aquí van las diferentes entradas subidas con un criterio geográfico de vecindad, con los correspondientes links para aquellos que quieran  conocerlas o volver a revisarlas:

Paseo de Julio
Aunque no se trataba de  un barrio en el sentido estricto de la palabra, el Paseo de Julio (actual Avenida Leandro N Alem)   fue uno de los lugares más concurridos de Buenos Aires durante el siglo XIX. Su ubicación costera le daba un cosmopolitismo muy particular en los días de la inmigración masiva y allí se afincaron numerosos locales dedicados a los quehaceres de nuestro interés.  http://goo.gl/qpO6sT
La Boca
Tal vez el vecindario cuyo pasado está más  ligado a la faena de las fondas y cantinas sitas en la Vuelta de Rocha y sus inmediaciones. Y no es para menos, puesto que supo ser un refugio de colectividades (no sólo la italiana) que le dieron esa impronta populosa y bulliciosa que ha llegado hasta nuestros días, al menos como imagen estereotipada en el pensamiento colectivo. http://goo.gl/AR8Z1f
Parque Patricios
Barrio cerril y montaraz por su origen ligado con los antiguos corrales abastecedores de carne para la ciudad. En las proximidades de aquel matadero pusieron pie numerosos cafés y pulperías, donde se daban cita todo tipo de personajes urbanos, periféricos e incluso camperos. Más tarde se transformó en un pujante vecindario industrial y comercial con la consecuente ampliación de sus actividades mercantiles y gastronómicas. http://goo.gl/HK1YtB
Belgrano
En otros tiempos, Belgrano fue un municipio separado de la ciudad de Buenos Aires geográfica y administrativamente. A su vez, las vías del ferrocarril dividían la zona en dos: el alto, que tenía su eje en la Avenida Cabildo, y el bajo, formado por todo lo que estaba desde las vías hacia el  Río de la Plata.    Respetando  esa  vieja  frontera  logramos individualizar separadamente una buena cantidad de reductos especializados en las actividades del comer y el beber. http://goo.gl/q20Eim


Barracas
Distrito de los arrabales otrora importantísimo y populoso gracias a la presencia de grandes depósitos para el acopio de mercaderías. Pero además, hasta las primeras décadas del siglo XX, poseía uno de los dos  únicos pasos vehiculares y peatonales por los que se podía cruzar el Riachuelo. La avenida Montes de Oca aún sigue siendo el centro de la vida social y mercantil, junto con otras arterias que llegaron a rebosar de comercios ocupados en las labores de la gastronomía. http://goo.gl/e8wTwp
Flores y Caballito
Cuando el Ferrocarril del Oeste y su tren encabezado por La Porteña lograron ligar a Buenos Aires  con el antiguo municipio de  San José de Flores,   en  1857,   pocos imaginaban el camino de progreso y urbanización que se abría de allí en más para los barrios del centro y del oeste porteño. Así, tanto Flores como Caballito acreditan su propia y rica historia de bares, confiterías y demás locales análogos. http://goo.gl/4VcDpa
Chacarita y Colegiales
La llamada Chacarita de los Colegiales era un emplazamiento estudiantil de los jesuitas. Con el tiempo y la llegada de medios de transporte (con el Tranvía Lacroze como punta de lanza)  la zona se transformó en un activo barrio relacionado a las industrias  y  el comercio, amén de contar con el cementerio más grande de la ciudad. Tanto Chacarita como Colegiales poseen un pasado bien nutrido respecto a cafés, bares y restaurantes. http://goo.gl/cQEjZF
Boedo
Durante muchos años, la actual Avenida Boedo fue algo así como la “General Paz” del presente, dado que marcaba el límite entre la ciudad de Buenos Aires y el municipio de Flores. Luego, con la federalización, la barriada se integró al mapa urbano hasta crecer de un modo que vale la pena reseñar. Lo más interesante es que sus bares y confiterías han tenido siempre una ligazón muy especial con las actividades culturales y sociales. http://goo.gl/tzFQxi


Devoto y Villa del Parque
Al filo del cambio de siglo XIX al XX don Antonio Devoto proyectó y llevó adelante cierta urbanización residencial que ha llegado hasta la actualidad como uno de los lugares más bonitos de la ciudad. En las décadas posteriores se dieron cita los comercios dedicados a las actividades que aquí nos interesan, tanto en Villa Devoto propiamente dicho como en su vecino Villa del Parque. http://goo.gl/Wpt0m5
Balvanera
Vecindario enorme que ya nadie reconoce por su vieja y auténtica nomenclatura, sino por los sub-barrios que cobija:  Congreso,  Facultad de Medicina,  Abasto  y  Once.  Sin  embargo, volvimos a unificarlo para conocer los numerosos reductos del comer y el beber que acredita su vasto pasado, rico además en sucesos y anécdotas de todo tipo. http://goo.gl/2Ois25
Bajo Flores
A la vera de un vecino más famoso, el barrio de Flores propiamente dicho (al cual, en realidad, pertenece), creció otra barriada popular a comienzos de los años 1900. Las avenidas Varela y Del Trabajo (hoy Eva Perón y antes Quirno Costa) constituyen dos núcleos arteriales que cobijaron buena cantidad de comercios del ramo. http://goo.gl/96JDPt
Almagro
En su condición de punto clave en  el movimiento urbano, Almagro es otro de esos sectores de Buenos Aires que en pocas décadas pasó de ser un lugar periférico a representar la pujanza comercial y el tráfico inter barrial. El recuerdo de sus bares, cafés y bodegones transcurre entre avenidas, trenes, estaciones de subte, tranvías y otros medios de transporte propios de la ciudad. http://goo.gl/5sFvP1


De ese modo realizamos un paseo histórico por la urbe conociendo el corazón de sus viejas mesas y sus pretéritos mostradores, aquellos en los que nunca faltaban el café, el vermouth, la ginebra,  los tallarines  y  las milanesas  o  los bifes con papas fritas.   Y posiblemente lleguen más añoranzas de ello en el futuro, porque para eso estamos en este blog.

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