miércoles, 13 de marzo de 2013

Dos portentos en los años dorados del vermouth: crónica de una degustación

El aperitivo ha sido una de las grandes pasiones de los argentinos. Bitters, amaros, vinos quinados, vermouths y otros brebajes análogos  poblaron las mesas patrias a lo largo de su historia. Por supuesto, como suele suceder con casi todos los artículos de consumo, existieron  marcas referentes por su celebridad y su hegemonía en el mercado. Si hablamos de vermouth, Cinzano y Martini son dos  rótulos cuyo pasado en el ámbito patrio se remonta a los orígenes institucionales del país. El primero de ellos, por ejemplo, publicó su primer anuncio gráfico en 1887, de manera contemporánea al apogeo de la inmigración italiana tan aficionada a ese tipo de bebidas. Con el paso de los años y una enorme demanda asegurada, el vermouth se transformó en algo más que un producto masivo, ya que alcanzó la categoría de  ritual, de ceremonia rutinaria, practicable tanto en bares como en casas de familia. Verbigracia, la hora de vermouth es una frase de significado inequívoco para cualquier habitante de este país, o al menos lo fue durante mucho tiempo.


En ese orden de cosas, nuestro blog no podía dejar de realizar una degustación de ejemplares emblemáticos antiguos, no solamente por los motivos históricos y sociales enumerados, sino también por su condición de arquetipos de la vieja industria nacional del ramo (1). Gracias a la buena estrella que nos suele acompañar en estos casos,  pudimos acceder a dos auténticos tesoros embotellados: un Cinzano tradicional y un Martini Bianco fechados entre 1949 y 1960, con una fuerte posibilidad de pertenecer a los primeros años de ese período. Por motivos expuestos en  nota al pie (2), personalmente les asigno el año 1953 como fecha de elaboración más aproximada. Los participantes del evento fueron los miembros estables del equipo de cata de Consumos del ayer, Enrique Devito y Augusto Foix, a los que se sumaron varios amigos atraídos por el aroma del chivito que se asaba lentamente a un costado del recinto de cata: Jorge Martínez (dueño de casa), Alejo Berraz, Marcelo Murano, Antonio Fernández (propietario original de las botellas, quien las donó gentilmente) Guillermo Murias y Joaquín Hidalgo. La remoción de las viejas cápsulas de plomo no presentó problemas, si bien los corchos se veían en un estado muy diferente entre sí: intacto el de Martini y bastante deteriorado el de Cinzano, lo que se condecía perfectamente con la merma de líquido visible en esa última botella. Como consecuencia de ello y pese a los recaudos tomados, el tapón de marras no pudo ser extraído y terminó dentro del envase, afortunadamente  entero, sin roturas ni desmenuzamientos. El de Martini, en cambio, fue quitado con bastante facilidad.


Servidos en pequeñas copas y en distintas modalidades (puros, con hielo, con hielo y limón, con hielo y soda), los añosos especímenes pronto nos dieron motivos de sorpresa. El Cinzano exhibía un color “aleonado” o tawny, equivalente a un teja vivo, mientras que el Martini se veía marrón oscuro (3). Luego, los aromas evocaban el conjunto de especias típicas del vermouth joven, pero con el ingrediente adicional de la oxidación prolongada, es decir, con algo de jerez dulce (tipo amontillado o cream), maderas y torrefacción. Todo ello, en conjunto, daba una impresión  positiva, envolvente y compleja en ambos casos, confirmada de inmediato a través de un sabor notable por madurez y profundidad. No obstante, la etapa gustativa dio lugar a algunas divergencias de opinión. La mayoría numérica (el que suscribe incluido) consideró que el Martini presentaba un ligero desequilibrio entre el dulzor y cierto punto de acidez  final.  En contraposición, el Cinzano pasaba por la boca con mucho aplomo y balance, en el marco de notas que entremezclaban el estilo típico de los buenos vermouths rojos con los ricos acentos provistos por el añejamiento duradero. Pero, más allá de esos puntos de vista, el comentario general fue que los dos prototipos se hallaban aún en un envidiable estado de lozanía y resultaban demostrativos de la alta calidad alcanzada por la industria argentina de bebidas hacia mediados del siglo XX.


Así, luego de viajar en el tiempo y de sentirnos como parroquianos en un viejo bar porteño, nos vimos obligados a salir de nuestro grato ensueño con el consuelo de pasar a una actividad no menos placentera, que fue hacerle los honores al excelente chivo malargüeño y toda su cohorte parrillera de chorizos, longanizas, morcillas y mollejas. Digno final para una degustación histórica, que no será la última.


Notas:

(1) El Cinzano fue importado hasta 1925, año en que comenzó su elaboración local. Poco tiempo después, Martini hizo lo propio. Las botellas pertenecen a la época en que ambas firmas eran  filiales de sus respectivas empresas madres de Torino, Italia. Cinzano concentraba sus operaciones en Cangallo 2901/71, mientras que Martini & Rossi tenía oficinas en Lavalle 1431 y planta de elaboración en la localidad de San Martín.
(2) Hasta fines de los años cuarenta (aparentemente 1949), Cinzano utilizó etiquetas con  la marca en letras pequeñas, como se observa en el siguiente anuncio de 1945, publicado con motivo del cambio a mano derecha en las calles de todo el país.


En 1960 realizó una profunda modernización de imagen a partir del célebre logotipo mitad azul y mitad rojo. Eso nos da el piso y el techo cronológico de 1949-1960 con un alto grado de seguridad.


Pero dado que también encontré esta ilustración de 1953 con etiqueta idéntica a la de nuestra botella, decidí tomar esa fecha como referencia precisa.


Del Martini hay menos indicios. No obstante, un pequeño pedazo de estampilla fiscal remanente en su cápsula indica un impuesto de $ 3,70, lo cual tiene relación  lógica con  los años intermedios de la década de 1950.
(3) Por razones técnicas que sólo puedo conjeturar, todos los vermouths blancos adquieren  un color marrón oscuro muy intenso con los años, mucho más que los vinos blancos normales de igual antigüedad. Supongo que debe tratarse de alguna reacción oxidativa que involucra al azúcar y las especias utilizadas en su elaboración.

1 comentario:

  1. genial todo y gracias por compartirlo, un día de estos yo también tengo unas botellas antiguas deberíamos juntarnos y hacer unos cócteles

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