Si bien ya existía un caserío desde 1810 merced al
asentamiento de varios saladeros de carne, (Staples en 1810, Trapani en 1821,
Juan Berisso en 1871, el saladero San
Luis en 1879), el gran salto del progreso fue la inauguración del Puerto de
La Plata en 1890. A partir de allí se sucedieron las típicas etapas que marcan a los pueblos nacientes: loteos,
construcción de viviendas, instalación de escuelas y apertura de comercios. En
los inicios del siglo XX se produjeron
otros hitos al respecto, vinculados a la radicación de tres enormes
plantas industriales: el frigorífico Swift (1904), el frigorífico Armour (1915)
y la gran destilería de YPF (1923). La melancólica quietud que ofrece hoy el
barrio en cuestión contrasta con la realidad visible en la foto siguiente, correspondiente
a los últimos años de la década de 1920. En ella se observa la prominente
figura del Armour al fondo y la calle de Nueva York rebosante de vida, con sus
tranvías y ómnibus junto a sus cafés, bodegones, almacenes, cigarrerías y tiendas de ropa (1).
Muchos testimonios hacen referencia a los comercios
gastronómicos de la época de esplendor, que se extendió desde 1920 hasta 1970.
En el bar Sportman, por ejemplo,
tocaba una orquesta de señoritas. En el “Bar de los Turcos” de Héctor Salim se
vendían 480 sándwiches por día, consumidos ávidamente por la masa de obreros
que entraba o salía de los frigoríficos en alguno de sus tres turnos. Los memoriosos recuerdan
especialmente a los trabajados rusos (2), que consumían profusamente grapa Mariposa (la de más alta graduación en
ese tiempo), aunque la consideraban “un poco floja” y le agregaban pimienta. La
noche era ciertamente movida, comparable con su equivalente de La Boca en
términos de cantinas, bailes, bullicio y
negocios del pecado. El cabaret La Cambicha, según dicen, tenía 27
“pupilas” en muy buena forma, incluyendo la libreta sanitaria obligatoria en
los tiempos de la prostitución legal. Otros rememoran los garitos como reflejo
de la gran cantidad de dinero que corría por el barrio, al punto de que alguien asegura haber visto una
mesa de billar totalmente cubierta de billetes, y de los grandes.Notas:
(1) A diferencia del resto de la ciudad de Berisso, la
arteria de referencia no se encuentra ubicada en las cercanías del puerto, sino
directamente dentro de él. Para quien no
conoce la zona, los canales laterales este y oeste marcan el límite portuario
platense. Nuestra Nueva York se encuentra entre el canal este y el Dock
Central.
(2) La numerosa masa
de trabajadores extranjeros, sumada al personal de los barcos de ultramar,
convertía a la calle Nueva York en una verdadera comunidad cosmopolita. Allí
convivían italianos, españoles, eslovenos, búlgaros, rusos, griegos, croatas,
turcos, lituanos e ingleses, entre otros.(3) Además de conocer personalmente la zona y de haberla caminado recientemente, el autor de este blog tuvo la oportunidad de charlar sobre el tema con algunos vecinos de Berisso. Todos ellos señalan que la enorme mayoría de la población activa trabajaba en la destilería o en los frigoríficos.
(4) Independientemente de los proyectos del área cultural, el viejo edificio del Armour ha sido reciclado para la instalación de un polígono industrial que, de hecho, ya funciona. Pero lo dicho sobre la imposibilidad de revivir el pasado es evidente: por más industrias que allí se alojen, los hábitos de vida han cambiado demasiado. A modo de ejemplo, los obreros ya no viven en las cercanías de sus lugares de trabajo, como antes, mientras que la operación marítima y portuaria está sujeta hoy a normas de seguridad que limitan fuertemente las diversiones en tierra de los marineros, tan comunes en otras épocas.




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