El modo más simple de recrear al pasado consiste en visitar
los lugares históricos que fueron restaurados y conservados a lo largo del tiempo.
Pero claro, para ello debemos confiar en que semejante trabajo de restitución temporal haya sido realizado por profesionales competentes, y aun así existe la
posibilidad de que el entorno que se pretende evocar no sea absolutamente fiel a sus épocas de
esplendor. Como para empeorar el panorama, lo dicho se remite sólo al pequeño
porcentaje de emplazamientos que alcanzaron tan afortunado destino, puesto que
la mayoría de las huellas del ayer tiende a perderse irremediablemente por
acción del tiempo y del progreso. Puede decirse entonces que la
experimentación presencial es un método
más bien ineficaz para obtener evidencias de los sucesos pretéritos. Por
suerte, existen también los testimonios gráficos de naturaleza prácticamente
eterna, tanto fotografías como documentos escritos. A través de ellos podemos
obtener impresiones y certezas mucho más fidedignas que cualquier recorrida por
edificios, predios o sitios antiguos.
Con ese mismo espíritu, a lo largo de tres años y medio subimos
numerosas entradas correspondientes a viejos vestigios documentales volcados en
imágenes, en palabras, o en una feliz combinación de ambas. Esto implica el uso
del término testimonio gráfico en su
más variada acepción, puesto que hablamos de fotografías, artículos periodísticos,
catálogos comerciales, publicidades y menús. Todos ellos fueron oportunamente
útiles a los fines que nos ocupan, por lo que decidimos incluirlos de manera
conjunta en una de nuestras antologías. Veremos así una variopinta batería de
pequeñas “máquinas del tiempo” que nos llevan a diferentes épocas y distintos
lugares de nuestro país, siempre alrededor de los productos, las costumbres y los lugares de consumo que frecuentaban los argentinos en otros tiempos. El
propósito de agruparlas de este modo consiste, como siempre decimos, en brindar
la posibilidad de conocer apuntes anteriores a los lectores nuevos del blog, a
los nostálgicos o a cualquiera que desee repasarlos.
La lista incluye ocho entradas entre 2012 y 2014, que presentamos
en orden cronológico de publicación con los correspondientes enlaces:
Menú de mar y tierra
Los viejos menús que han sido preservados son un yacimiento
de curiosidades para los historiadores, por lo que decidimos atisbar un puñado
de ellos en distintos entornos y diferentes épocas. Fue en tres
ocasiones dotadas de sendos ejes temáticos: los menús hoteleros, los menús náuticos y los menús ferroviarios.
Entrada 1: http://goo.gl/AvmeIU
Entrada
2: http://goo.gl/1tTRQt Entrada
3: http://goo.gl/rfnQod
Esa foto tiene una
marca
Además del evidente valor como modo de preservación visual,
la fotografía tiene el don de registrar
instantes específicos y determinados. Muchas veces, sin querer, lo que
aparece en el fondo acaba teniendo más importancia que el elemento central de
la toma. De esa manera recreamos viejas
marcas “coladas” en imágenes de antaño. http://goo.gl/ZVgqXv
Publicidades con
verso del siglo XIX
Actualmente existen empresas, carreras universitarias y
profesiones dedicadas plenamente a las labores publicitarias. Sin embargo, el
panorama en cuestión era tan dinámico como empírico en las vísperas del 1900.
En esta entrada evocamos algunos avisos de vinos y bebidas publicados por
aquella época, unidos por un elemento común: los mensajes versificados. http://goo.gl/NRy7G9
Un bar alemán de
Belgrano, según la irónica pluma de Roberto Arlt
El de Roberto Arlt es el típico caso de reconocimiento
póstumo. Sus textos, tan lúcidos como mordaces, conforman una formidable mirada
costumbrista de su época y muy especialmente de los años treinta del siglo XX.
En una de aquellas joyitas literarias se dedica a analizar un característico
local gastronómico germánico con el ácido humor que le era propio. http://goo.gl/J6V2Pq
La lista de Hansen
El legendario local palermitano conocido como Café de Hansen (su nombre oficial era Restaurant del Parque Tres de Febrero)
es todo un ícono de la historia porteña. En la entrada de referencia exponemos
los datos más interesantes de cierto documento poco conocido: el inventario de
alimentos, bebidas y tabacos que se realizó tras la muerte de Juan Hansen, su
fundador y primer propietario. http://goo.gl/muYP5C
El poder nutritivo de
los alimentos según Caras y Caretas de 1905
Ciento diez años pueden considerarse un instante en términos
astronómicos o geológicos, pero son una enormidad si los vemos en la
perspectiva de la historia humana reciente. En la primera década del siglo
pasado, la célebre Caras y Caretas publicó
una nota sobre la valorización “nutritiva” de los principales alimentos y
bebidas. Su lectura permite apreciar el abismo cultural que nos separa de
aquella época. http://goo.gl/gTKxtP
Antiguas publicidades
de la gastronomía hotelera
En un tiempo cargado de inmigrantes y viajeros como lo fue
el siglo XIX, los hoteles proliferaron en las principales ciudades y pueblos de la Argentina. La presentación de
sus bondades era frecuente mediante breves anuncios que aparecían en diarios y
revistas locales. Seleccionamos algunos que hacen hincapié en los respectivos
servicios gastronómicos y sus bien nutridas bodegas. http://goo.gl/jCIod2
Águila Saint, la gran
fábrica de chocolates y su catálogo general del año 1935
Abel Saint fue uno de esos emprendedores que lograron
levantar grandes empresas a partir de un comienzo marcadamente modesto. Para
1935, la enorme planta del barrio de Barracas elaboraba una amplia gama de
productos, desde chocolates hasta cafés pasando por caramelos y helados. El Catálogo General de ese año da cuenta de
ello y de otras cosas interesantes. http://goo.gl/ipVSRg
Así nos hemos nutrido de temas gráficos a lo largo de estos
años y así lo seguiremos haciendo, porque existen muchos otros testimonios sobre
los consumos del ayer. Y acá estamos nosotros para buscarlos, encontrarlos,
analizarlos y darlos a conocer.
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