La avenida Corrientes fue proyectada como tal en el año
1822, aunque recién hacia 1871 dejó de ser un ancho pero simple camino de tierra para
convertirse en algo levemente más importante, que por aquel entonces dio en
llamarse Boulevard Corrientes (1). Sin embargo, existe un dato poco conocido respecto a la sección que va
desde Federico Lacroze hasta Canning
(actual Scalabrini Ortiz), y es que durante el lapso 1893-1937 se le cambió el
nombre por Triunvirato. La idea era
acoplar nominalmente esa parte de la famosa arteria con la avenida Triunvirato
que hoy conocemos, su empalme lógico más allá del cementerio de la Chacarita.
Incluso fue modificada la numeración, con el inicio en cero a partir de Canning
(2). Pero lo más interesante del todo es que durante aquella época, e incluso
después, las cuadras de referencia cobijaron una gran cantidad de bares, cafés,
cervecerías y lecherías. A ellas, a sus nombres, a sus estampas y al barrio de
Villa Crespo está dedicada esta entrada.
Según el historiador porteño Diego del Pino, los primitivos comercios de impronta gastronómica instalados en el paraje fueron dos
pulperías. La más antigua se llamó Pulpería
de Tachella, un almacén de campo con el típico despacho de bebidas situado
en la actual esquina de Corrientes y Scalabrini Ortiz. Constaba de una
edificación sencilla estilo rancho, pero bastante sólida para el entorno y la
época: paredes de material, techo de tejas, enramada, palenque y algunos
cuartos. Se dice que su pasado se remonta a los últimos años del gobierno de
Rosas y que allí se detenían boyeros, carreteros y lecheros en su camino hacia
la campiña bonaerense. La otra, en Corrientes y Dorrego, era la pulpería La Tapera, mucho más modesta en términos
edilicios, tal como su nombre lo indica (3). Mejorada estructural y visualmente,
perduró hasta 1926 como Almacén y Casa de
Comidas y para 1938 se había transformado en un café con cancha de bochas
en el fondo.
En sus buenos tiempos, la vieja Triunvirato rebosaba de locales especializados en oficios del comer y del beber, concentrados en el segmento correspondiente a las alturas actuales
del 5700 al 5200, es decir, entre Juan B Justo y Canning. Imaginemos un viaje
en tiempo y espacio, en el cual cruzamos la antigua vía del Ferrocarril San
Martín (4) y vamos para el centro. Allí, en la primera mitad del siglo XX,
podíamos encontrarnos con los siguientes reductos:
- Café El Dandy,
llegando al Arroyo Maldonado.
- Café El Greco, a
la altura del 5701, esquina Thames. Sus dueños eran Olivero, Arias y Tacchieri.
Años más tarde se instaló en el lugar una cantina.
- Cervecería De Becker,
en el 5655. De estilo cercano a las recordadas Munich, siempre regenteadas por dueños alemanes y dotadas de los
tradicionales compartimentos de madera lustrada, vidrios coloreados, ornamentas
de ciervos y cuadros con motivos teutones. Lógicamente, se vendía mucha cerveza
en todas sus variantes de tamaño: chopp, cívico, balón y otros.
- Bar Agapito,
situado en el 5579.
- Café Paulista,
en el 5598.
- Glorieta La Victoria,
en la vieja numeración de Triunvirato 864 (hoy Corrientes 5566, entre
Gurruchaga y Serrano). Las glorietas
eran comercios gastronómicos tipo “recreo”, con profusión de jardines y mesas
al aire libre. En los sectores cubiertos solía haber billares, así como juegos
infantiles en la parte exterior. Las frecuentaban tanto familias como grupos de
amigos, según días y horarios.
- Lechería La Pura,
que se hallaba en el 5563. Ofrecía leche, crema, helados (sólo en verano) y
todas las variantes del corte entre café y leche, preparadas con el esmero
propio de un comercio especializado.
- Café de Venturita,
cercano a la esquina con Serrano. Fue un reducto tanguero por excelencia. En un
libro de recuerdos, Francisco Canaro narra que tenía un palco demasiado alto, cercano al techo del lugar. Cuando debía
ejecutar alguna melodía con su violín el arco raspaba el cielorraso, provocando
comentarios y risas entre el público.
- Café Buenos Aires,
entre Gurruchaga y Serrano, muy frecuentado por la colectividad árabe. No era
raro ver allí alguna odalisca falsificada
ejecutando danzas más parecidas a una ranchera que al auténtico baile del
Cercano Oriente.
- Lechería La
Esmeralda, sumamente concurrida por simpatizantes y socios de los clubes Chacarita
y Atlanta (que por
entonces tenía sus respectivos estadios tocando vértices en Humboldt y
Padilla). En el fondo despachaba minutas, recordándose su bife con
cebollas.
- Café Los Rosales,
en la actual Corrientes 5444.
- Bar San Bernardo,
en el 5434, frecuentado por avezados jugadores de billar, ya que disponía de un
gran salón con nada menos que veinte mesas de juego. Tenía también mesas para
el ajedrez.
Hasta llegar al 5200, otros recordados cafés y bares fueron Rívoli, Los Alerces, La Puñalada, El
Guaraní, El Imparcial, La Morocha, El
Aguila e Imperio Canning , todos
ellos pletóricos de parroquianos pertenecientes a las colectividades típicas de
la ciudad (italianos, españoles) y del barrio (judíos, armenios). En la mayoría
se jugaban juegos de mesa con cartas, dominó y dados, hasta que semejante
práctica comenzó a ser fuertemente reprimida por las autoridades, en la década
de 1930. Precisamente por esos años se dio en aquellas seis o siete cuadras de
avenida Triunvirato un hecho poco
frecuente en la ciudad, con excepción del centro: la existencia simultánea de
unos 25 comercios gastronómicos, lo que da un promedio de unos cuatro
establecimientos por cuadra, cantidad llamativa por lo abundante aún en esos
tiempos.
Volvimos así a la avenida Corrientes, de la que habíamos
visto algo hace bastante tiempo, cuando nos referimos a sus aceras más
conocidas y céntricas. Pero ahora hemos analizado la otra punta del asunto,
quizás menos rutilante, pero no por ello menos valedera.
Notas:
(1) Hablamos, por supuesto, de Callao hacia el oeste. Desde
allí hacia el bajo fue una calle angosta hasta 1935, cuando se realizó el
famoso ensanche que incluyó el emplazamiento del Obelisco y la Plaza de la
República.
(2) En 1937, cuando el sector en cuestión volvió a
llamarse Corrientes, la numeración tuvo que ser cambiada otra vez para
seguir el orden ascendente que crece desde el bajo. Pero el resto de la avenida
Triunvirato quedó como estaba, y por ese motivo hoy nace al 2700, cifra que no
guarda relación con ninguna calle cercana.
(3) Mencionada anteriormente en la entrada del 1/1/2013,
“Cafés, fondas, boliches y bodegones en Chacarita y Colegiales”.
(4) Originalmente del ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, como se llamó la empresa hasta la
nacionalización de 1948. Si bien el tendido data de las últimas décadas del
siglo XIX, la estación Chacarita que
se ubica a pocos metros del paso a nivel sobre Corrientes fue inaugurada en
1934. Eso nos da la pauta de que recién por ese entonces la zona comenzó a
cobrar el ajetreado dinamismo urbano característico de nuestros días.
Entonces, ¿la glorieta La Victoria será la que en el Adán Buenosayres Marechal llama la glorieta Ciro?
ResponderEliminarNo tengo ese dato. Trataré de investigarlo. Saludos.
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