miércoles, 9 de enero de 2013

Los productos detrás de la imagen

Hemos visto y comprobado en varias ocasiones la vasta importación de productos europeos que se realizaba en las últimas décadas del siglo XIX. Vinos, licores, destilados, alimentos envasados y cigarros eran algunos de los rubros más importantes en ese sentido, a pesar de que ya entonces comenzaba un lento pero seguro crecimiento de las respectivas industrias nacionales destinadas a manufacturar tales artículos. No obstante, el negocio importador representaba un movimiento enorme para los parámetros de la época, equivalente a más de la mitad de las operaciones comerciales efectuadas en el país. Las entonces llamadas “casas introductoras” eran empresas grandes y prestigiosas, dedicadas de lleno a traer productos desde diferentes partes del mundo (casi siempre de Europa) para la satisfacción del dispendio entre las clases acomodadas de la sociedad local. También nos referimos alguna vez al carácter incidental de muchas fotos pretéritas que exponen, sin querer, antiguas marcas comercializadas en la Argentina a lo largo de su historia. Hoy, precisamente, vamos a recrear el tema mediante una impensada asistencia mutua entre la fotografía y la investigación de los viejos consumos, que revela la presencia en Buenos Aires de etiquetas tan remotas cronológicamente como afamadas en su tiempo, allá por el 1880.


La imagen de marras, perteneciente al Archivo General de la Nación, nos muestra un cuadro típico de la época: un músico ambulante ubicado en alguna calle de la ciudad, junto a un niño encargado de recoger los donativos correspondientes. Nada extraordinario más allá de lo melancólico de la escena, pero detrás de ellos se destaca un gran anuncio que difunde la venta de varios productos sumamente interesantes para el tema central de este blog. La parte izquierda está dominada por un solo rótulo: Ross’s  Royal, la celebérrima firma irlandesa dedicada a la fabricación de bebidas carbonatadas, en especial sus míticas versiones de Ginger Ale (1) y Soda Water. Con algunos aditamentos tipo eslogan que señalan “el gengibre gaseoso sin rival en el mundo” y “para este clima, esta marca”, aquel viejo reclame resulta todo un testimonio de la popularidad que esta bebida elaborada en Belfast  alcanzaba en todos los rincones del globo.


En el costado derecho se alcanzan a divisar  otros productos no menos importantes, cuyos nombres se encuentran hoy casi borrados por el tiempo. El champagne Duc de Montebello, por ejemplo, se contaba entre los espumantes mejor conceptuados en la segunda mitad del siglo XIX. Su denominación proviene del título otorgado por Napoleón Bonaparte al General Jean Lannes tras su victoria en el paraje homónimo el 9 de Junio de 1800, frente al ejército austríaco (2). Una simple búsqueda en la web permite hallar varias referencias y documentos sobre la marca de carácter internacional, entre las que destacamos su presencia publicitaria al pie de un menú noruego de 1901 y en la carta de vinos del buque USMS Saint Louis en 1910. En esta última convive con otros famosos de su género como Möet  & Chandon, Pommery y Veuve Clicquot.



Siguiendo con nuestro revelador cartel, también aparecen los vinos y el cognac de Hanappier, un célebre negociante establecido en Bordeaux que además fabricaba licores. En ambos rubros tuvo bastante éxito desde 1880 hasta mediados del siglo XX, tal cual lo testimonian varias publicidades y etiquetas de sus productos. Por supuesto, no faltan algunas añejas y remotas marcas menos rutilantes, de las que no he podido encontrar ningún vestigio, como el cognac Marquis du Bauval o el licor de Mont Binery, al parecer proveniente de la Guyana Francesa. Otras leyendas aluden a tipos genéricos como Rhin, Oporto y Xerez (3), amén de algunas modalidades de fraccionamiento que podían ser elegidas por los clientes (embotellados o en bordalesas). Todo ello, en definitiva, nos da una idea bastante acabada sobre una fracción del extenso universo de bebidas importadas que era posible conseguir en nuestro país hace ciento treinta años.


¿Cuántas fotos antiguas tan reveladoras andarán dando vueltas por ahí? Muchas, seguramente, pero lo bueno es que en este blog las seguiremos buscando, sean impresas o virtuales. Y daremos cuenta de cualquier hallazgo destacado en materia de viejos consumos, de eso no hay duda.

Notas:

(1) El Ginger Ale es una bebida sin alcohol elaborada con jengibre, agua, limón y azúcar originaria de las islas británicas. Hoy se sigue consumiendo en todo el mundo de la mano de nuevas marcas y fabricantes, pero tuvo su época de gloria entre 1880 y 1930.
(2) Ese triunfo de las armas francesas no fue muy significativo en sí mismo, pero permitió al ejército galo avanzar sin mayores pérdidas hacia Marengo, librada cinco días después y considerada una de las grandes batallas de la saga militar napoleónica.


(3) Habitualmente se alude a Jerez-Xeres-Sherry como el compendio de nombres aceptados para esa Denominación de Origen, pero Xerez es igualmente válido.

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