jueves, 20 de septiembre de 2012

Un revelador libro ferroviario de stock de 1898 6

La presentación detallada de los diferentes productos que venimos apuntando en esta serie sobre el “costado gastronómico” del Ferrocarril Sud no persigue solamente el mero propósito de conocer sus nombres y precios. En algunos casos, semejante análisis permite además tener un buen panorama sobre el estado de las industrias involucradas en los diferentes ramos de las bebidas, los tabacos y los alimentos. Un caso típico de ello es el de los vinos. Hacia finales del siglo XIX, la vitivinicultura argentina se encontraba en una etapa de desarrollo sostenido, pero todavía era ampliamente superada por la importación, especialmente en los segmentos con ciertas pretensiones de calidad. Algunos tipos específicos no contaban siquiera con un solo representante local, como ocurría entonces con los vinos espumantes, cuyo demanda se veía satisfecha completamente con artículos provenientes del Viejo Mundo (1). Por esa razón, la presente entrada y la que le seguirá dentro del mismo tema, correspondientes a vinos nacionales e importados respectivamente, van a ser muy útiles para completar una mirada más que elocuente sobre lo que sucedía entonces en el segmento que nos ocupa.


A tal punto llega la cosa que hoy nos veremos obligados a volcar todas las presentaciones de las escasas marcas argentinas registradas en el longevo volumen, ya que siempre apuntamos nada más que un tipo de envase  por producto. En otras palabras, si una bebida determinada aparece en botella de litro y de medio litro (2), sólo se incluye la primera a fin de no saturar innecesariamente las entradas con data redundante. Pero haremos una excepción en esta oportunidad, dado que apenas contamos con 11 variantes relativas a 7 marcas o productos genéricos de origen nacional: muy poco en comparación  con las 36 etiquetas que veremos cuando nos toque presentar la abundante oferta de vinos y espumosos importados.


Antes de pasar a la lista propiamente dicha van las aclaraciones previas de rigor: los precios son en pesos por botellas cerradas, tal como las transfería el depósito del FCS a las confiterías de las estaciones y a los encargados del servicio en los coches comedores. Todo indica que esos mismos precios eran los cobrados luego al público. Los nombres genéricos de ciertos artículos (como “Mendoza tinto” o “Seco”) tienen que ver, aparentemente, con  marcas elaboradas especialmente para el ferrocarril o con vinos tipo “de la casa” que no atañen a ningún  rótulo comercial concreto.

Mendoza tinto ½                       0,60
Mendoza blanco ½                    0,60
Seco (blanco)                            1,00
Cachet Vert                               1,50
Cordero                                     4,50  (3)
Trapiche tinto                            1,80
Trapiche tinto ½                        0,85
Especial Tomba                        1,50
Especial Tomba ½                    0,75
Chianti Argentino                     2,00
Chianti Argentino ½                 1,00                 

Una lista bastante escueta, como se puede observar, aun contando todos los formatos de botellas disponibles. Pero esa era la realidad de la industria vinícola patria en aquellos años finiseculares del XIX. Haría falta más de una década y media para que la actividad pegara un fuerte salto cualitativo en el segmento de los vinos finos, gracias a la sustitución forzosa de importaciones que se realizó durante  la Primera Guerra Mundial. No obstante, la modesta nómina no estaba del todo mal para un viaje en tren. Y si a ella le sumamos la de vinos importados que analizaremos en la próxima entrada de esta serie, el asunto se vuelve verdaderamente impresionante por cantidad, variedad y lujo…
 

                                                          CONTINUARÁ…

Notas:

(1) El primer espumante de origen argentino, presentado como champagne, fue elaborado por Luis Tirasso y Carlos Kalles en la bodega Santa Ana alrededor del año 1907.
(2) No existían entonces los tamaños de 700, 750 o 375 centímetros cúbicos, que recién aparecieron en la década de 1960 para vinos finos. Los únicos módulos de botellas de vidrio disponibles en esa época eran los señalados de litro y medio litro.
(3) Antigua y mítica marca de vino generoso dulce tipo oporto. Hemos realizado la degustación de una vieja botella (circa 1940) para volcar la crónica en este blog. La primera parte fue publicada en la entrada del 29/8/2012, y la segunda llegará en el mes de octubre próximo.

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