El mensuario La Chacra
ha sido sin dudas la publicación argentina pionera en temas rurales. Su
aparición data de noviembre de 1930 con el sello de Editorial Atlántida (1), pero durante la segunda mitad del siglo XX
su nombre fue levemente trastocado (se le eliminó el artículo) e incluso dejó de pertenecer al grupo editor
original, aunque luego de ocho décadas y
media sigue siendo una referencia indiscutida para el hombre de campo. Mientras
tanto, su edición en papel resiste el avance de los distintos soportes
virtuales experimentados en los últimos quinquenios. Allá por la primera época,
el temario técnico más duro sobre cuestiones meramente agrícolas y pecuarias se
veía complementado con diversas notas y consejos relativos a la alimentación,
el cuidado de la vivienda o el aprovechamiento óptimo de la energía. En ese
contexto, no era raro encontrar algunas
perlitas de carácter casi monográfico que exhibían un elevado nivel de
especificidad y detalle.
Un caso típico puede observarse en la edición
correspondiente a Marzo de 1934, en la cual aparece una página entera bajo el
título Condimentos con Pimienta y la
autoría de Arístides Machado, un funcionario con el cargo de Jefe de Inspección de Graserías, según
se anuncia debajo de su nombre. Tal como era típico en ese entonces, el
artículo comienza con una reseña histórica del producto que incluye los orígenes geográficos de la
planta Piper Nigrum, su presencia en
escritos antiguos (de Pilino y Discórides, por ejemplo) y el camino del
comercio abierto por los fenómenos de la navegación y el desarrollo colonial
europeo. Sigue el texto presentando las características básicas de la baya en
cuestión (diámetro, color, períodos de madurez, cosecha, secado), los
componentes esenciales (agua, sales, ácidos, extractos) y los diferentes tipos englobados bajo la denominación genérica de “pimienta” (3). No falta un
sorprendente párrafo relativo a las falsificaciones efectuadas mediante el
agregado de múltiples sustancias, que van desde pan rallado hasta polvo de
ladrillo, tierra, carozos de aceituna molidos, fécula, celulosa, vegetales
secos, mostaza en grano y laurel en polvo.
Muy completa asimismo resulta la enumeración de condiciones
que debe reunir la pimienta para ser considerada legítima según los reglamentos
bromatológicos de la época, pero el punto que más nos atrae a los efectos de
nuestro interés viene a continuación, con el subtítulo Proporciones en que debe usarse en la preparación de productos
derivados del cerdo. Este apartado era sin dudas el de mayor utilidad
práctica para la gente de campo, gran aficionada (antes y ahora) a la
elaboración artesanal y el consumo de una serie de embutidos, chacinados y
fiambres denominados genéricamente “factura de cerdo”. La siguiente es la lista
que presenta el autor con absoluta integridad textual de los nombres, las
proporciones y el tamaño relativo del grano. Algunos rótulos resultan hoy un tanto extravagantes o
directamente desconocidos, por lo cual hago aclaraciones en nota al pie (3):
Salchichas: 50
gramos, blanca o negra, en polvo.
Codeguines: 15 a
20 gramos, blanca molida.
Morcillas: 20 a 25
gramos, blanca molida.
Chorizos comunes: 15
a 20 gramos, triturada (cantidad a gusto para chorizos picantes)
Salames y salamines: 70
a 80 gramos, en grano.
Salame tipo Milán: 30
a 40 gramos, molida.
Sopresatta: 30
gramos, molida.
Bondiola: 25
gramos, s/e.
Mortadela: 20
gramos, en grano.
Salchichón: 20 a
25 gramos, molida.
Queso de chancho: 20
gramos, en grano.
Galantinas: 15 a
20 gramos, s/e.
Mambré: 10 a 20
gramos, blanca molida.
Pate de Foie y Jamón del Diablo: 15 a 20 gramos, blanca
molida.
En efecto, la preparación
no sólo de factura sino
también de escabeches y demás conservas era un rasgo distintivo de la vida
rural argentina, cuando el campo estaba más poblado y sus habitantes
apuntalaban sabiamente la economía familiar con actividades de granja y huerta
que casi siempre tenían su corolario en la cocina. Vale entonces la mención de
esta curiosa huella documental escrita y publicada hace ochenta y dos años.
Notas:
(1) La Editorial Atlántida, creada por el periodista
uruguayo Constancio Vigil, fue una de
las más importantes en el campo de las revistas volcadas hacia ciertos rubros
específicos (infantiles, deportes, modas, interés general), amén de haber
tenido una vigencia que se extendió a lo largo de todo el siglo XX para
continuar en la actualidad. Entre los títulos más renombrados y perdurables
podemos mencionar Billiken, El Gráfico y
Para Ti.
(2) En este punto existen diversas controversias. Hoy
hablamos de pimientas negras, blancas, verdes y rosas, pero muchos
especialistas consideran sólo a algunas de ellas como auténticas y como
“falsas” a las otras. No abundaremos en dicho tópico, sobre el cual hay
bastantes referencias asequibles en internet. En el siguiente blog la cuestión
está bien desarrollada: https://blog.cocinista.es/2013/08/26/las-pimientas-un-mundo-de-colores-sabores-formas-y-enganos/
(3) El Codeguin es
un embutido fresco similar al chorizo de cerdo. La Galantina es un plato francés con cierta semejanza a la Terrina. El
Mambré es un chacinado típico de
España, aunque hoy rara vez se lo nombra. En algún momento parece haberse
extendido a toda América, ya que pude ubicar un código alimenticio panameño del
año 1962 con la mención del Mambré de
Liebre.
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