Cuando este blog daba sus primeros pasos, en noviembre de 2011, nos atrevimos a subir una entrada de relación entre la literatura
argentina y los antiguos consumos. Y en ella asegurábamos lo siguiente: “… la lectura atenta e interesada de viejas
obras literarias puede llegar a descubrir sutiles relaciones entre relatos de una misma época, capaces de reforzar cierta hipótesis o incluso, a veces, de
confirmarla plenamente. Así, por ejemplo, la mención explícita de una bebida,
alimento o tipo de tabaco en más de un relato y de manera cronológicamente
paralela (es decir, en un mismo tiempo histórico), puede llegar a ser una
prueba bastante fuerte de su existencia concreta, no sólo respecto a su
ubicación espacial y temporal, sino también en lo que hace a su entorno social,
cultural y humano.” La frase tuvo algo de profecía, ya que a partir de
entonces presentamos notas semejantes con cierta regularidad, siempre con el
gusto de combinar un hábito placentero (el de la lectura) con otro no menos
gratificante (el de analizar costumbre históricas argentinas).
Entre obras y autores de todo tipo, desde los clásicos hasta
los menos conocidos, logramos conformar una serie que en tres años alcanzó las
nueve ocasiones textuales. Revisemos entonces los temas centrales de todas
ellas, con los correspondientes enlaces para quienes tengan el interés de leer
o releer sus contenidos.
Ginebra con bitter
La ginebra fue una bebida extremadamente popular, tanto en
ámbitos rurales como urbanos, desde los comienzos del siglo XIX. El bitter, en
cambio, llegó a estas tierras como fruto de la importación (especialmente de
Francia) sólo en la segunda mitad de
dicha centuria. Pero al filo del 1900 las dos bebidas se contaban entre las
favoritas del público argentino, incluso formando una mezcla que las tenía como
integrantes exclusivas. Un par de
clásicos volúmenes dan cuenta de esa celebridad cotidiana. http://goo.gl/BlnOO1
El misterioso vino
Panquehue o Panquehua
Cuando el extremo austral de la Patagonia era un territorio
en plena conformación poblacional, fueron varios los escritores patrios que se
ocuparon de registrar algunas vivencias humanas típicas de la región. Dos de
ellos, Fray Mocho y Roberto J Payró, abordaron la temática, y es curioso
verificar que en ambos relatos se habla de un vino llamado Panquehue o Panquehua,
cuyo origen pudo haber sido indistintamente argentino o chileno. http://goo.gl/ebUPD8
Una curiosa picada en
Las Cañitas del siglo XIX
Además de su reconocida labor científica, Eduardo Holmberg
fue pionero en volcar su pluma sobre un género muy poco transitado dentro de
las letras vernáculas: la literatura fantástica. La Buenos Aires del ayer es el
escenario ideal para varios relatos de
misterio que se desarrollan en áreas como Las
Cañitas, donde sus protagonistas viven una singular aventura. Durante
cierta parte del relato se deleitan con un refrigerio dotado de componentes
nada tradicionales. http://goo.gl/NaL7rl
Los duraznos en
escabeche de Hudson
Allá lejos y hace
tiempo es quizás la obra más célebre de Guillermo Enrique Hudson. En ella
podemos apreciar con alto grado de detalle cómo era la vida de una familia
extranjera en plena campiña bonaerense hace más de ciento sesenta años. Por
supuesto, no faltan los pormenores sobre las preparaciones culinarias más frecuentes
en tan particular entorno. Nos enfocamos en una verdaderamente curiosa:
duraznos en escabeche. http://goo.gl/3M5YUi
Buseca y pastelitos
en las memorias de un vigilante
Volvimos a Fray Mocho, el extraordinario costumbrista
criollo, esta vez para analizar valiosos apuntes de una de sus obras más
interesantes en términos testimoniales. Memorias
de un vigilante reúne una serie de relatos cortos sobre estampas del bajo
mundo delictivo en la ciudad porteña de fines del XIX. Como siempre ocurre, en
sus párrafos también hay espacio para conocer algunos oscuros bodegones y ciertas viandas propias del entorno y la
época. http://goo.gl/N10DGa
Rosas, Mansilla y los
siete platos de arroz con leche
Cualquier historiador argentino sabe algo sobre el famoso
encuentro entre Lucio V. Mansilla y su tío Juan Manuel de Rosas en la
residencia Palermo de este último,
donde uno de ellos fue sutilmente obligado (ya se imaginarán cual) a ingerir siete
platos de arroz con leche. Pero mucho más jugosa resulta la crónica de un
encuentro posterior -con el restaurador
en el exilio- en el que ambos rememoran aquel suceso en medio de un particular diálogo.
http://goo.gl/VhSUXW
El fantasma cervecero
de la estación Temperley
Dijimos que la literatura nacional nunca fue muy afecta a
los relatos de fantasía, pero existen honrosas excepciones. Una selección de
cuentos de la década de 1940 presenta a jóvenes autores transitando el camino de la imaginación en
escenarios de todo tipo, incluyendo viejos trenes del Ferrocarril Sud, la
estación Temperley y un fantasma amante de la cerveza. http://goo.gl/gyPHF4
Chatasca, cerveza y
caña paraguaya por Santa Fe de los años veinte
Los relatos de Mateo Booz (seudónimo de Miguel Ángel Correa)
tuvieron siempre un trasfondo geográfico que representa la mayor de sus
pasiones: Santa Fe. Precisamente, Santa
Fe, mi país es un libro de cuentos íntegramente situados en ciudades,
campos, islas y otros entornos de la provincia hacia la década de 1920. De
ellos extractamos varias estampas sobre las costumbres del comer y el beber en tiempos
y espacios tan peculiares. http://goo.gl/v3gqnU
Mejillones al
rescoldo y liebre al curanto en los canales fueguinos
La más reciente de las entradas sobre los viejos consumos
argentinos nos transporta otra vez al extremo sur patagónico y a Fray Mocho,
quizás el mejor de sus delineadores. En
el mar austral describe la dura vida de loberos y buscadores de oro (muy
comunes allí hace más de un siglo) con mención de todos sus hábitos y de
ciertos platos que denotan la influencia cultural de los pueblos originarios. http://goo.gl/UpNBwy
Como alguien dijo una vez, la lectura (rutina superior del
alma) tiene más poder que cualquier
medio de transporte, porque es capaz de trasladar a las personas hacia
distintos lugares y diferentes épocas. Y así lo hicimos nosotros mediante la remembranza
de esas cosas cotidianas de nuestro pasado.
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