jueves, 18 de julio de 2013

Un revelador libro ferroviario de stock de 1898 11

Hay muchas maneras de apreciar el enorme abismo cultural que nos separa de los comportamientos sociales aceptados hace un siglo. Fumar en lugares que hoy nos parecen absolutamente insólitos para ello,  por ejemplo,  es una de las conductas que permiten valorar esa distancia.  Sin embargo, en 1898, a bordo de un tren, no tenía nada de extraño gozar sin complejos de los más potentes cigarros puros asequibles en el mercado tabacalero de la época.  Así, con el objeto de satisfacer a sus pasajeros,  las empresas ferroviarias se esforzaban para ofrecer la mayor  variedad de opciones en sus confiterías y sus coches comedores. En ese sentido, los cigarros puros no se diferenciaban de las bebidas o los alimentos, ya que la consigna empresaria era dotar a sus servicios de la mejor categoría disponible, además de tener opciones para todos los bolsillos. Y si bien es cierto que el tren era el rey entre los modos de viajar a fines del siglo XIX,  no lo es menos que las comodidades resultaban muy diferentes según la jerarquía del pasaje abonado. Pero lo real es que un desayuno, un almuerzo o una cena de viajero solía estar acompañado por la reconfortante fumada con alguna de las  variadísimas  alternativas  del  entonces multiforme universo de los productos del tabaco. Ricos y pobres fumaban por igual, y todos podían conseguir algo acorde a sus posibilidades.


En la entrada anterior de esta serie señalamos la presencia de 31 marcas de cigarrillos en el stock del Ferrocarril Sud, y el número no se queda muy atrás a la hora de listar lo propio en materia de cigarros: 22 rótulos  (+  1  de  tabaco  para  pipa),  desde  las renombradas vitolas habaneras hasta los modelos más  simples  y  económicos  producidos por  la industria nacional. Como ya hemos señalado en numerosas ocasiones,  los productos solían  ser asentados  por  la  simple  mención  de  sus  tipos genéricos y sólo a veces por sus marcas completas. De un modo u otro, el siguiente es el catálogo en cuestión con las denominaciones textuales utilizadas por los empleados del FCS y los debidos valores en pesos por unidad:

Damitas                                               0,10
Brisagos                                              0,10
Toscanos                                            0,10     
Cavour                                                0,10
Jolanthe                                              0,15
Bahía Bouquet                                    0,20
Juncales Chicos                                  0,20
Juncales Grandes (Santos)                0,30  (1)
Jazmines                                             0,35
Conchas Upmann                               0,50
Reinitas Upmann                                0,50
Operas                                               0,50
Platinos                                              0,60   
Bock                                                   0,70
Flor de Murias                                    0,80
Upmann Petit Bouquet                       0,90
Hoyo de Monterrey N°1                     0,90
Hoyo de Monterrey N° 3                    1,00
Reina Victoria                                    1,20
Bouquet La Meridiana                       1,20  (2)
Upmann Excepcionales                     1,30
Aguilas Imperiales                             1,70
Tabaco Pioneer (lata)                       2,90 (3)  


Sumando todas las unidades en el período Abril 1898 a Julio 1899 se desprende que las apetencias del público estaban  inclinadas hacia los toscanos (11.700 unidades), seguidos por los Cavour (8.825) los Santos (6.808) y los Juncales Chicos (6.597). Desde luego, el volumen también registra importante despacho de cajas de fósforos en sus variantes “comunes” y “especiales”, algo lógico tratándose de un servicio con alto confort para los parámetros de su tiempo. No olvidemos, en ese sentido, que por 1898 no existían los kioscos tal como los conocemos hoy, y mucho menos los  negocios del ramo abiertos las 24 horas. Por eso, la completa oferta de esta firma del riel en el campo de comidas, bebidas y tabacos, tan  bien  registrada por nuestro libro de stock, era casi imprescindible para dejar conformes a los pasajeros durante un periplo de media o larga distancia.


Con esta entrada finalizamos lo que hace al tabaco, para adentrarnos de lleno en todo lo que tiene que ver con los alimentos, las conservas, los dulces, e incluso los artículos de cocina, con sus correspondientes y puntillosos registros de salida. Aquí los tendremos, muy pronto.

                                                            CONTINUARÁ…                       

Notas:

(1) Cierta confusión entre Juncales y Santos dio lugar a un sonado juicio de marcas, del que dimos cuenta en la entrada del 2/2/2013. En realidad había una sola variante de Juncales y una sola de Santos, pero los empleados del FCS llamaban a los primeros “Juncales Chicos” y a los segundos “Juncales Grandes”.
(2) La mención específica de la marca La Meridiana  no aparece todos los meses. En varias oportunidades sólo se asientan como “Bouquet”, pero con  idéntico precio. La Meridiana era un establecimiento bastante reconocido, propiedad de don Eusebio San Marco y situado en la calle Matheu 52 de la Ciudad de Buenos Aires. 
(3) Sólo aparece en el último mes: Julio de 1899

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