
En el Gaulois (más tarde rebautizado Café Central), Julio de Caro
estrenó el tango Mala Junta (2). El
café La Armonía, fundado en 1899 por los hermanos Caneda, era conocido por
servir el mejor chocolate con churros de la ciudad, y también fue llamado “café
de los cómicos” por la presencia constante de actores y actrices que
interpretaban ese tipo de rutinas. A la altura del 1208 se encontraba el Café Español, al que concurrían tanto
franquistas como republicanos. Los historiadores Oscar Himschoot y Ricardo
Ostuni señalan que “los enfrentamientos solían terminar a sillazo limpio,
botellazos y cuanto objeto contundente se tuviera a mano”. En el Bar
Avenida (1493) se reunían los periodistas de Crítica, el recordado diario de Natalio Botana. Asimismo hubo, en la
arteria que nos ocupa, varias cervecerías. Además de la mencionada Keller,
también se recuerda otra de nombre Berna,
establecida en 1923 por Daniel Calzado y cuya especialidad gastronómica era
el singular Emparedado Berna: un
sándwich de lomito con anchoas. Por su parte, la confitería La Victoria, en la esquina noroeste de
Chacabuco, fue pionera en servir la sidra en balón.
Ahora bien, llegado este punto, muchos se preguntarán: ¿que
hay del Tortoni, de Los 36 Billares, del Hotel Castelar y de ciertos restaurantes casi
legendarios situados aún hoy en las
inmediaciones? A no desesperar, que la presente es sólo la primera de tres
entradas destinadas a completar el tema.
La próxima versará sobre los sitios tradicionales que lograron subsistir hasta
el presente, y la última acerca de todo
lo que tiene que ver con la hotelería de lujo, tal vez la faceta histórica
menos conocida de nuestra Avenida de Mayo.
CONTINUARÁ…
Notas:
(1) La concreción del proyecto fue un avance del progreso
para la ciudad, pero también dejó su tendal de víctimas de la picota. En lo que hace a la gastronomía, uno de los caídos fue el “Café Ristorante di
Milano con Alloggio", ubicado frente a la Plaza Lorea (es decir, en el
extremo oriental de la actual Plaza Congreso). Las siguientes son dos fotos del
curioso edificio estilo “castillo” que albergaba al comercio de marras. En una
se puede ver el frente del negocio y en la otra se aprecia una vista panorámica
de la Plaza Lorea con el tanque que
servía para el abastecimiento de agua corriente en un amplio sector de la
metrópoli. La flecha marca el edificio de referencia, ubicado exactamente en la
franja donde pasa hoy la Avenida de
Mayo.
(2) Así como la Avenida Corrientes resultó ser tanguera por
excelencia, la Avenida de Mayo tuvo muy pocos reductos dedicados al género
musical porteño. Desde el punto de vista artístico, siempre estuvo más ligada a los teatros de la zona y no tanto a la música. No obstante, además del
mencionado De Caro, contó con la asistencia esporádica de algunos personajes de
la talla de Roberto Firpo, quien recordaba un trabajo que tuvo en cierta confitería
ubicada, según sus propias palabras, “enfrente del Pasaje Barolo” (2a). De
acuerdo con su añoranza comenzó tocando sonatas, romanzas y valses en el piano,
pero un día convenció al dueño de interpretar un tango acompañado en bandoneón por su amigo Bachicha. El resultado fue tan sorprendente como paradójico: si
bien el evento convocó a una ruidosa y
nutrida concurrencia, también hizo huir
a las familias tradicionales que poblaban el lugar, motivo por el cual los
músicos resultaron despedidos de inmediato.
(2a) El Pasaje Barolo es una galería que comunica la Avenida de Mayo con la calle Hipólito
Yrigoyen a través del edificio Palacio
Barolo. Esta bellísima construcción, inaugurada en 1923, fue en su momento
la más alta de Buenos Aires. Hoy se realizan allí visitas guiadas. Tiene una
página web propia: http://www.pbarolo.com.ar/






No hay comentarios:
Publicar un comentario