Promediaba la década de 1950 cuando la edad de oro del cine
argentino todavía se mantenía firme. En ese contexto, muchas eran las obras que
centraban su enfoque en la vida cotidiana de la población. Una de ellas logró
convertirse en un clásico por diversas razones, empezando por el destacado
grupo de actores y actrices que la protagonizaron. Se trata de Mercado de Abasto, la celebérrima
película del no menos afamado director Lucas Demare que transcurre casi íntegramente
en el legendario punto comercial de marras y sus inmediaciones (1). Por el
escenario y la temática plasmados en el film, son casi incontables las
situaciones en las que se pueden observar los usos de la época en cuanto al
consumo de alimentos, bebidas y tabacos. De esa miríada de momentos elegimos
tres ejes centrales para destacar: ellos son el mercado propiamente dicho, el
picnic y el bodegón.
A poco de comenzar la cinta podemos ver al gran Pepe Arias
en el papel de Lorenzo, consignatario
del mercado enfrascado en distintas discusiones con sus proveedores. Entre
regateos por ciertos cajones de verdura “pasada” y un lote de berenjenas con
hongos, el personaje se dirige a una de las escaleras mecánicas que comunicaban
las diferentes plantas del enorme establecimiento (2). En el plano largo se
aprecia con claridad un gran cartel de Ginebra
Bols y en el posterior plano corto vemos a un individuo semicalvo encendiendo y
luego pitando su cigarro toscano inmediatamente detrás de Arias: algo muy
propio del lugar (los puesteros del Abasto eran grandes fumadores de toscanos,
según algunos historiadores memoriosos de la Ciudad de Buenos Aires) y bastante
frecuente en una época en la que las prohibiciones al tabaco eran harto escasas.
Poco después aparece otra de las estrellas de la película: Tita Merello (Paulina), puestera dedicada a una actividad que ya no se ve en
los ámbitos urbanos. En efecto, la imagen expone a la mujer desplumando una gallina
con rapidez y destreza. En esos años, las aves llegaban vivas a los grandes
mercados concentradores (había trenes con vagones especiales dotados de jaulas
para gallinas, pollos y patos) y recién allí eran “procesadas” para la venta
final. Con todo, algunas amas de casa preferían realizar por sí mismas el
sacrificio y la limpieza de los plumíferos, por lo que no era raro ver a las
vecinas transportando gallináceas vivas hasta sus domicilios.
La secuencia del picnic es quizás la más famosa, dado que en
ella Tita Merello canta el tango Se dice
de mí, que pasó a la posteridad como una de sus interpretaciones más
logradas. Habría mucho para decir respecto de los consumos visibles, pero
resulta más importante señalar la virtual desaparición de esa modalidad gastronómica
y festiva de tipo grupal, tan extendida en otras épocas. Vinos y bebidas en
botellas, botellones y damajuanas, viandas transportadas en canastos y otros
elementos propios de la situación dominan todos los planos.
Hete aquí que la citada Paulina es también propietaria de un
bodegón emplazado justo enfrente del mercado bajo el nombre La Flor del Abasto. En cierto momento
del film la protagonista se casa con el villano interpretado por Juan José
Miguez (Jacinto) y realiza la fiesta dentro del comercio de referencia, lo que
nos permite ver las típicas estanterías adosadas a las paredes e incluso
rodeando a las columnas, todas ellas rebosantes de botellas. Al día siguiente
el negocio vuelve a funcionar con normalidad, y en un paneo tan rápido como invalorable se aprecia una de
aquellas recordadas cajas registradoras, con la salvedad de que en ese entonces
funcionaban como algo normal y no eran piezas de museo.
Así culmina el repaso de esta entrañable creación del cine
nacional en sus mejores tiempos, cuando la actividad representaba un orgullo para la nación y una
fuente de trabajo para miles de personas. Y lo mismo sucedía con los mercados
(3), que ya casi no existen como tales, excepto alguna honrosa excepción.
Notas:
(1) Breve ficha técnica: “Mercado de Abasto”. Dirección:
Lucas Demare. Guión: Sixto Pondal Ríos. Intérpretes: Pepe Arias, Tita Merello,
Juan José Miguez, Pepita Muñoz, Luis Tasca. Estrenada el 3 de febrero de 1955.
(2) El Mercado de Abasto fue inaugurado en 1889, pero su edificio
más conocido se construyó en 1934 sobre una superficie de 25.000 metros
cuadrados. Era sito en la Avenida Corrientes al 3200, donde ahora se levanta un
shopping que conserva parte de su fachada principal. Contaba con cuatro niveles
que incluían dos subsuelos, una planta baja y un primer piso. El segundo
subsuelo correspondía al sector de concentración de productos del interior y
depósito, en el primer subsuelo se desarrollaba la venta de carne en remate
público, en la plata baja se ubicaba el comercio mayorista, y en el primer piso
la venta minorista.
(3) En la entrada del 17/01/2013 analizamos la historia de
los viejos mercados porteños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario