No obstante la debacle sufrida por el quehacer vitivinícola
de la Patagonia hacia fines de la década de 1970, hubo un largo período de casi
sesenta años (1930-1990) en el que la provincia de Río Negro (principal
protagonista histórica de la actividad regional) estuvo posicionada como tercera productora de vinos del país. Hacia
1968, por ejemplo, sus viñedos alcanzaban una superficie total de 17.769
hectáreas, con amplio predominio de variedades finas de la talla de Malbec,
Merlot, Pinot Noir y Semillón. A la vez, muchas bodegas contaban con una
tecnología equiparable a sus similares de Cuyo por la misma época, que consistía básicamente en piletas de cemento y vasijas de roble como principales
contendedores vínicos. En virtud de esto, el decenio de 1940 bien puede ser
señalado como un punto cronológicamente arquetípico de la “edad de oro” de la
industria en las tierras del sur.
Al igual que tantas otras veces, fue un
viejo registro de índole ferroviaria lo
que me brindó valiosos datos sobre la existencia de 147 establecimientos con
nombre, apellido y capacidad total, dispersos en un amplio camino que va
desde la “patita” del sur de la
provincia de Buenos Aires (1) hasta la provincia de Neuquén. Se trata de la Guía Comercial de los Ferrocarriles Sud,
Oeste y Midland (2) del año 1942, que contiene la data de cada pueblo y
estación atravesada por sus líneas: cantidad de habitantes, comercios,
industrias, comodidades de alojamiento, vehículos, escuelas, centros de salud y
autoridades (municipales, policiales, etcétera), entre otros datos de interés
para los potenciales viajeros. Por supuesto, semejante peregrinaje incluye a las bodegas de vinos, que comienzan
a aparecer en la localidad bonaerense de Hilario Acasubi con cierta empresa
llamada Crédito Argentino Uruguayo,
poseedora de una planta de 105.000 litros (3). Luego sigue Carmen de Patagones,
ya casi en el límite provincial, donde se situaban las firmas Fernández Hermanos, Reggiani Hermanos y
la Escuela Agrícola y Experimental de
Patagones, esta última con 80.000
litros de capacidad. Veamos ahora lo que corresponde a la provincia de Río
Negro, mencionando sólo las principales de acuerdo a cada población. La guía
señala los volúmenes de modos diferentes: a veces en hectolitros, a veces en
litros y a veces en “cascos”, que son barriles de 225 litros cada uno. Según el
caso, agrego las iniciales correspondientes.
- Río Colorado:
San Lorenzo (4.000 c), La Malvasía (500 c)
- Cnel. Eugenio del
Busto: Lutecia de Nazar Anchorena
(9.000 c)
- Choele Choel (todos
asentados simplemente con “más de 500 cascos”): La Esmeralda, La Valentina, La
Isleña, La Ligure y De Los Padres Salesianos.
- Pomona: Cambiasso Hnos. (800 hl)
- Coronel Belisle: Luis
Mohedano (40.000 l), José Morgado (45.000 l)
- Chimpay (sin
datos de capacidad): San Emilio, Pawly e Hijos, Pedro Garro y Otilio Barron.
- Ingeniero Romero: N.
Botana (100.000 l)
- Chichinales: Clozza
Hnos. (50.000 l), José Perino (20.000 l), Felipe Giménez (180.000 l)
- Villa Regina: Coop. La Reginense (20.000 c), Graava
(10.000 c), Jaime Picotti (3.200 c), Caxtol Tiferno (2.000 c), Zovich Hnos
(2.500 c) y 6 productores más.
- General Godoy:
Julio Rey Pastor (40.000 l), La Gloria (50.000 l), Marcelino Hernández (40.000
l)
- Ingeniero Huergo:
Coop. L.A. Huergo Ltda (1.064.000 l), La Alsaciana (250.000 l), Los Cuatro
Pinos (209.000 l), La Candelaria (50.000 l), Juan Ruggeri (40.000 l)
- Mainqué: Manuel Saiz (500.000 l), Antonio Ortega
(50.000 l)
- Cervantes:
Ernesto Berardi (200.000 l), Ricardo Podlesch (100.000 l), Carlos Regut
(160.000 l)
- Stefenelli:
Coop. Valle Fértil (800.000 l), Coop.
Fuerte Gral. Roca (800.000 l), Septimio Romagnoli (800.000 l), Seratti y Cía
(600.000 l), Carlos Podlesch (600.000 l), Discépolo y Levi (400.000 l), Suc.
Kaspin (400.000 l), Agustín Fernández (300.000 l), Francisco Verdecchia
(280.000 l), Suc. Perini (200.000 l), Adelqui Novillo (200.000 l), Clemente
Tronelli (200.000 l) y 25 productores más.
- Coronel J.J Gómez:
Humberto Canale (3.000.000 l), Carlos Vera (1.200.000 l), Septimio Romagnoli
(1.000.000 l), Palmieri Hnos. (600.000 l), Francisco Verdecchia (450.000 l),
Salvador Nicoloso (320.000 l), Nicolás Ferrari (30.000 l).
- Martín Guerrico:
Basilio García (250.000 l)
- Allen: Amadeo
Biló (2.400.000 l), Coop. Frutivinícola (1.200.000 l), Marcos Zorrilla
(1.000.000 l), Barón de Río Negro (800.000 l) y 4 productores más.
- Cipolletti: San
Jorge (12.000 hl), Viñateros Unidos (10.000 hl), Santa Clara (12.000 hl), Coop.
Cipolletti (10.000 hl) y 8 productores más.
- Gral. Fernández Oro:
La Blanca (4.000 c), San José (9.000 c), Santa Lucía (3.500 c), Los Hermanos
(2.000 c), La Torresa (2.000 c), Sucesión Paponi (1.500 c) y 9 productores más.
- Cerri: La
Mayorina (1.600.000 l), Ibar (500.000 l)
- Kilómetro 1212:
Cayetano Nicosia (100.000 l) y 5 productores más.
- Cinco Saltos.
Coop. La Picasa (1.200.000 l), Segovia Hnos. (700.000 l), Francisco Berola
(170.000 l), José Ferrer (150.000 l), Santiago Berola (90.000 l)
La lista continúa en la ciudad de Neuquén con Cooperativa Limay (500.000 l) y concluye
luego en la cercana Plottier con las bodegas de Ricardo Muñoz (450.000 l),
Alberto Haenggi (650.000 l) y Otto Seidel (50.000 l). En total, como ya
señalamos, la guía del FCS menciona 147 establecimientos, por lo que la época
no debe andar muy lejos de los 260 que, según la historia, llegó a tener el
sector que nos ocupa en esa región austral. Nótese asimismo que varios
viñateros poseían plantas en diferentes localidades, lo que habla a las claras
de una actividad dinámica, pujante y de gran envergadura. Pero pasaron las
décadas, y la dura crisis vivida en los años ochenta acorraló a lo que quedaba
de la vitivinicultura regional, dejando a sus productores en una disyuntiva
ciertamente complicada: ir a la quiebra con el vino o dedicarse a la
fruticultura, una actividad que exige relativamente poca inversión inicial,
cuyos productos cuentan con un consumo constante y menos sujeto a los vaivenes
temporales. Recién en el siglo XXI comenzó un resurgimiento de la mano del polo
bodeguero en Neuquén, aunque jamás con la antigua fuerza que supo tener el vino
del sur. Los testimonios del pasado son, por lo tanto, doblemente valiosos.
Notas:
(1) Yo soy de los que considera a la Patagonia como una
región que comienza poco después de Bahía Blanca (en rigor, pasando el Río
Colorado). Por lo tanto, el extremo sur bonaerense le pertenece desde el punto
de vista histórico, geográfico y climático.
(2) Para 1942, esos tres ferrocarriles de capital inglés
compartían administración y dirección comercial (todos estaban ligados a la
misma empresa radicada en Londres), pero manteniendo su independencia
operativa.
3) Hilario Acasubi se ubica sobre la ruta 3, a 120
kilómetros de Bahía Blanca. Una verdadera sorpresa, dado que jamás había tenido referencias sobre ningún establecimiento vitivinícola radicado en ese lugar,
incluso habiendo visitado la zona y conocido a referentes del vino de Viedma,
Carmen de Patagones y Médanos. El Crédito
Argentino Uruguayo figura también como productor agrícola, por lo que es
dable suponer que contaba con viñedos propios. Si algún día llego a averiguar
algo más sobre esta extraña firma, aquí lo volcaré, por supuesto.
Excelente artículo, si no fuera por esos registros hoy no sabriamos cuantas bodegas hubo en el Alto Valle en la epoca de Oro del vino. Gracias por la publicación, investigo historias regionales y di por casualidad con tu blog.
ResponderEliminarGracias por el comentario. Saludos.
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