El período de esplendor de la Avenida de Mayo tuvo lugar entre 1910 y 1930, lapso que coincide con la plenitud ocupacional de los hoteles instalados. La historiadora Elisa Radovanovic, especialista en el tema, ha efectuado un completo estudio sobre los opulentos establecimientos del ramo afincados en la ronda que nos ocupa, del que extractamos y reseñamos los siguientes:
- Hotel Metropole: en este caso se trataba de un proyecto local creado por el arquitecto argentino Augusto Plou, inaugurado en 1899 en la esquina con Salta. Un detalle del avanzado concepto de su diseño era la composición de los cuartos, que podían ser transformados a pedido en departamentos independientes entre sí. Tales eran las comodidades que ofrecía que se hablaba de él como un lugar para residir permanentemente, ya que sus prestaciones superaban a las de las mejores residencias particulares.
- Hotel Majestic: enclavado en la esquina de Santiago del Estero, contaba con ocho plantas y llegó a ser uno de los más prestigiosos de la avenida. Albergó, por ejemplo, a la comitiva chilena arribada para los festejos del Centenario, al escritor Antoine de Saint-Exupery y a otros personajes de su tiempo. En 1931 quebró y pasó a manos del estado. Durante muchos años funcionaron allí dependencias de la DGI, luego AFIP.
- Hotel Castelar: el único que perdura en nuestros días con buena parte de su brillo original. Fue inaugurado durante la etapa tardía del fenómeno hotelero, en 1928, cuando algunos de los primeros establecimientos enfrentaban un lento pero sostenido ocaso. La obra pertenece a Mario Palanti (arquitecto) y José Pizone (ingeniero), quienes acuñaron la idea de este extraordinario edificio de doce pisos y tres subsuelos. Contaba con 200 habitaciones completas, comedor a la carte, grill room y bar americano, salón de fiestas y banquetes. Con el tiempo, su primitiva función de gran hotel internacional fue dando paso a un perfil de ocupación con predominio de pasajeros del interior del país. No obstante, como dijimos, sigue vivo y gozando de buena salud.
Otros hoteles importantes fueron el París (esquina Salta), el Chester (altura 586), el Cazievel´s News (915), el Albión (1168), el Chile (1295), el Italia-América (916) y el Imperial (952), por mencionar sólo algunos de ellos. Entre todos, lograron darle a la calle que nos ocupa una fama perdurable, a pesar de la profunda declinación posterior a la los años cuarenta, cuando los grandes exponentes del ramo desparecieron o pasaron a ser, en muchos casos, “hoteluchos” (2). Atrás quedaron los tiempos de viajeros famosos, de familias aristocráticas (que se instalaban durante meses haciendo uso de una pensión completa de primer orden) y, sobre todo, de aquella reputación legendaria. Los tiempos pasaron, pero todavía sigue siendo una linda experiencia caminar la Avenida de Mayo y detenerse en sus riquezas edilicias, sus librerías, sus cafés y sus vidrieras. No será la de 1910, pero vaya si sigue siendo bonita a pesar de los años…
Notas:
(1) No hay que dejar de lado la inauguración del Puerto
Madero entre 1889 y 1898 como un factor de incentivo para el arribo de turistas
y hombres de negocios de todo el mundo. Ese hecho produjo un notorio incremento
en la llegada de buques pertenecientes alas grandes compañías navieras
europeas, que comenzaron a incluir a Buenos Aires dentro del privilegiado grupo
de sus destinos internacionales.
(2) Debe quedar claro que algunos de aquellos hoteles
continúan funcionando como tales (el Chile, por ejemplo), pero de ninguna
manera con el brillo de sus tiempos dorados. Sólo el Castelar ha logrado
pervivir como un establecimiento de categoría.
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