Las primitivas marcas nacionales de toscanos, creadas a
fines siglo XIX, desaparecieron por completo en la segunda década del siglo XX.
Por su parte, aquellas nacidas durante este último período (Avanti, Regia
Italiana) iniciaron su declinación mucho después, a mediados del decenio de
1950. Pero hubo un tercer grupo de etiquetas toscaneras que pasó por un curioso
fenómeno de apogeo en los tiempos posteriores a la Segunda Guerra Mundial,
cuando el cigarro en cuestión entraba en su lento ocaso. Una de las fábricas
que logró posicionarse fuertemente al respecto fue Tabacos Colón, la legendaria firma de Fernández y Sust situada en la ciudad de Rosario (1). Sus marcas más renombradas, Flor de Mayo y Génova, hicieron las delicias de los
últimos fumadores de toscanos pertenecientes a la desaparecida generación de
inmigrantes arribados al país hacia el 1900. Por eso, el hecho de haber
conseguido unos antiguos y bien raros paquetes de toscanos Génova de los años sesenta en excelente estado de conservación tuvo
su epílogo del modo que ya suele ser frecuente en este espacio virtual: con una
degustación histórica.
Antes de pasar a la crónica propiamente dicha, resulta
interesante contar algo acerca del origen de los paquetes, que fueron
adquiridos por quien suscribe a un habitante de la zona rural de Pergamino.
Según su relato, dichos artículos provenían de un rancho derrumbado hace años, en el que alguna
vez vivieron dos hermanos ya ancianos. Fallecidos éstos, los vecinos de la zona
respetaron el lugar durante mucho tiempo, a pesar de que jamás se
presentaron familiares o conocidos
reclamando alguna pertenencia allí guardada. Un día, cierta tormenta
particularmente fuerte hizo colapsar el techo de la modesta vivienda, motivo
por el cual los moradores de los campos colindantes decidieron, al fin,
ingresar al recinto. Grande fue la sorpresa cuando encontraron una notoria
cantidad de elementos antiguos en buen estado de conservación: botellas de
bebidas, latas de grasa de potro (2) y otros artículos del consumo de otras épocas,
entre los que se encontraban los paquetes de toscanos que nos ocupan en esta
entrada.
Como en anteriores oportunidades, el fumador gourmet y
aficionado toscanero Enrique Devito nos acompañó para la ocasión de marras,
mientras Augusto Foix tomaba las fotos del caso. El estado más que bueno de los
paquetes incluía a sus estampillas fiscales, que ostentaban un sello con la
leyenda Decreto 8667/62 y nos
brindaron un datado cronológico entre
1962 y 1967 con altísimo grado de
seguridad (3), sumado al precio de seis
pesos, también coincidente con esos años. En otra leyenda impresa en el envase
pudimos observar un verdadero eslogan de la empresa: “tabaco nacional 100% (4).
La conservación de los prototipos no puede calificarse de otra manera que
excelente, en especial por la absoluta integridad de la capa. El encendido se
llevó a cabo sin problemas, e inmediatamente comenzaron a aparecer los efluvios
de costumbre en este tipo de puros cuando son buenos y viejos: madera, cuero y minerales, que se combinaban con aquel gusto
evocador de cierta “vetustez”, muy razonable en vista de la antigüedad de los
ejemplares. Tal cual lo sucedido en ocasiones anteriores del mismo tipo, el
desarrollo de la ceniza también resultó sobresaliente por su consistencia. Sin
duda, aquella manufactura rosarina sabía hacer las cosas bien.
Ricos y sabrosos de principio a fin, los toscanos Génova nos
volvieron a confirmar, una vez más, el alto grado de calidad alcanzado por la
industria tabacalera nacional en sus buenos tiempos. De ese modo, con
resultados bien satisfactorios, culminamos otra cata de productos antiguos. Y
no será la última, por supuesto. Más tabacos y bebidas están a la espera de
nuestro análisis, que volcaremos aquí muy pronto.
Notas:
(1) En la entrada del 13/4/2012 hicimos una reseña del
establecimiento.
(2) La grasa de potro se utilizaba para el cuidado y la
manutención de diferentes artículos de cuero, a modo de lustre: botas,
monturas, etc.
(3) Ya nos hemos referido alguna vez a los decretos y
disposiciones que fueron típicos en la historia del tabaco argentino. Muchos de
ellos figuraban en las estampillas fiscales o directamente en los envases. En
este caso, los dos dígitos después de la barra indican el año de promulgación.
Así, el decreto 8667/62 nos dice que los paquetes no pudieron haber sido lanzados a la venta antes de 1962.
A su vez, esa norma fue modificada en 1967 por el decreto 6934/67, con el
correspondiente cambio de todas las estampillas para cigarros y cigarrillos.
Por lo tanto, la época de fabricación y venta al público se establece entre
esos años y resulta incontrovertible.
(4) Como era común por esa época, la fábrica Fernández y
Sust utilizaba tabaco misionero para la confección de sus toscanos, seguramente
mucho del tipo Criollo, y tal vez
algo de Kentucky.
Exelente blog , te recomiendo ver http://ferrocarrilesyfotos.blogspot.com.ar/
ResponderEliminarUN BUEN INFORME DE LA CIGARRERIA COLON DE ROSARIO DONDE SE HACIAN ESTOS TOSCANOS.
ResponderEliminarhttps://www.facebook.com/media/set/?set=a.462126753882274.1073741835.154980544596898&type=3
Estimado, la fábrica en cuestión era de mi abuelo, en parte. Existe la posibilidad de conseguir algún paquete?
ResponderEliminarPara mi y mi madre tendría un gran valor sentimental.
Mi mail es matiasinger@gmail.com
Muchas gracias
Mail enviado.
EliminarHola acabo de ver la pagina . Demasiado tarde pero me gustaria poder adquirir un paquete . Soy de la ciudad de rosario y colecciono cigarrillos . Si habria la posibilidad seria genial para mi. Saludos...este es mi mail . Andresfleita21@gmail.com y mi celu es 3415146628
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